Simona: Qué difícil fue vivir tanto tiempo con los ojos vendados
Cochabamba, 20 dic (Enviado especial de ABI).- Doña Simona Paiba Condori es una anciana de 64 años de edad. Ella aprendió a leer y escribir en su comunidad de Escara, en el departamento de Oruro y, en una retrospectiva de su vida denuncia que fue muy difícil vivir tantos años "con los ojos vendados", en la oscuridad del analfabetismo.
Al igual que ella, más de 800 mil bolivianos habían sido condenados a la oscuridad y a la marginación, producto de un sistema político que los excluyó y condenó a la pobreza, que los discriminó y les privó de un derecho humano como es el acceso a la escuela, a la educación.
"Qué difícil es para una persona haber vivido tanto tiempo con los ojos vendados, sin poder leer lo que decían los letreros por no conocer las letras y los números, porque en mi niñez no tuve la oportunidad de ir a la escuela. Ahora es diferente y agradezco a mi presidente Evo Morales Ayma, a Cuba y Venezuela porque ya sé leer y escribir. Y quisiera que el programa continuara para seguir aprendiendo", asegura Simona.
Junto a Simona, 823.256 bolivianos y bolivianas se sacudieron del analfabetismo y este 20 de diciembre se marcó el inicio de un proceso en el que la alfabetización es el primer paso para universalizar el derecho a la educación.
Los testimonios fueron recogidos por el Programa Nacional de Alfabetización, no en el coliseo de la Coronilla donde este sábado se declaró a Bolivia libre del analfabetismo, sino en las mismas comunidades donde las personas iletradas recibieron la oportunidad que siempre se les había negado.
El caso de Beatriz Nina Díaz es peculiar. Esta orureña de 37 años de edad aprendió a leer y escribir junto a su pequeña hija de 10 años, Jessica, quien, pese a su corta edad, era analfabeta.
"No fui a la escuela porque mis padres eran pobres, ahora tengo cuatro hijos y trabajo lavando ropa ajena y vendiendo comida en las mañanas. Sólo mi hijo de ocho años va a la escuela. Me da tristeza porque a mi primera hija Jessica, de 10 años, no le pude dar estudios porque no hay plata, me alegro que se haya abierto un curso de alfabetización en el barrio Inca Pozo".
"Yo y mi hija Jessica asistíamos a las clases del Programa todas las noches después de trabajar, ahí hemos aprendido a leer y escribir. Nosotros queremos aprender mucho más para ayudarnos y salir adelante".
Leocadia Jiménez Taquichiri, de 40 años de edad, del municipio de Corque, asegura que "nunca fui a la escuela porque desde pequeña sólo vivía con mi padre y trabajaba. Ahora tengo seis hijos y sigo trabajando vendiendo frutas y refrescos. Cuando me enteré que iba a haber cursos de alfabetización le dije a mi hija que me inscriba para poder aprender a leer y escribir, después asistí a los cursos junto a mis hijas. Doy gracias porque ya sé leer y escribir".
En tanto que Flora Flores Paicho, de 54 años de edad, y del mismo municipio, asegura que "no pude ir a la escuela porque mis padres y la gente decían que sólo los hombres tenían que ir a la escuela. Ahora tengo una gran alegría porque gracias al Programa de Alfabetización he aprendido a leer y escribir, ahora tengo una gran alegría porque ya puedo leer y escribir casi sin ninguna dificultad.
Emiliana Guarayo, natural del municipio de Choquecota (Oruro) y de 49 años de edad, indica que "yo no he ido a la escuela porque mi papá necesitaba ayuda en el campo. Cuando mi hermano iba a la escuela yo quería ir y lloraba. No podía ayudar a mis hijos porque no sabía leer y escribir.
"Mi comadre me ha dicho que pasemos clases y he venido porque mi sueño era siempre desde antes aprender a leer y escribir, por eso yo tengo esa alegría de que ahora recibimos esta ayuda y así se hacen realidad nuestros sueños de aprender a leer y escribir".
De su parte, Cristina Vásquez Acho, de 59 años de edad, señala que "nunca fui a la escuela, vivía en el campo, mis padres son campesinos y agricultores, sólo a mis hermanos varones les mandó a la escuela y a mí no. Ahora tengo cinco hijos, mi hija mayor no va al colegio pero sabe leer y escribir, aprendió junto conmigo en la escuela cerca de mi bario. Gracias les doy porque las dos hemos aprendido a leer y escribir, mi hija va a seguir estudiando hasta ser profesional, y yo también quiero seguir aprendiendo hasta saber más".
En el municipio de Caracollo aprendió a leer y escribir Susana Mamani Oraqueni, de 40 años de edad. "Yo tengo mis dos hijas, vendo en la puerta de la Normal dulces y refrescos, pero un día el profesor Juan Carlos me dijo: ‘¿Tú, no quieres pasar cursos de alfabetización?’ Entonces yo respondí que sí, en seguida me inscribí con mi número de carnet".
"Después fui a las clases de siete a nueve. Había veces en que me iba sin cocinar para mi familia, y cuando podía cocinaba pero ya no había tiempo ni para comer. Yo hice un gran sacrificio parar aprender todo lo que nos enseñaba el profesor con tanta paciencia, y salíamos al pizarrón. Ahora ya sé muchas palabras, pronunciar y también escribir", acota.
De su parte, Angélica Casia Layme, vecina del municipio de El Choro (Santa Cruz) de 57 años de edad, sostiene: "Soy viuda, mis hijos y mi esposo murieron por enfermedad. Cuando llegué de Chayanta me dediqué a lavar ropa y a tejer medias, actualmente trabajo en la Alcaldía de barrendera, me levanto a las tres de la mañana, hasta la tarde termino para ir a pasar clases, barro rápido".
"Ahora, aunque muy tarde me doy cuenta que es importante leer y escribir, gracias a estos cursos de alfabetización puedo escribir mi nombre y firmar también. Sé que es importante, no importa la edad que tengamos para que ya no nos engañen".
Margarita Ajuacho Canaza, de 46 años de edad también es vecina de El Choro. "En principio me dio mucha vergüenza no saber leer ni escribir, porque nunca fui a la escuela. Agradezco al presidente Evo Morales porque ha puesto la alfabetización para los que no sabíamos leer y escribir. Al principio mi mano era dura, pero yo me ponía nerviosa porque no sabía nada y pensé que nunca podría aprender, pero con el pasar del tiempo y con la práctica ahora escribo y leo".
Por su parte, Andrés Condori Condo, de 61 años de edad y vecino del municipio de Totora, señala que "he sido alfabetizado y conmigo han sido alfabetizados 944 compañeros, no hay más analfabetos en Totora Marca. Por esta razón, a nombre de mis hermanos, agradezco profundamente a nuestro presidente, hermano y compañero Juan Evo Morales".
"Nosotros aquí en Totora, como un pueblo originario más, hemos sido olvidados por los anteriores gobiernos, masacrados, humillados y discriminados. Por esta razón pedimos que sigan realizando los cambios en nuestro país, hasta que consigamos la justicia social. Nosotros estaremos a su lado, señor Presidente, ofrendaremos nuestras vidas".
En tanto que Moisés Sánchez Mamani, de 56 años de edad y vecinote la ciudad de Oruro, asegura que "yo empecé a pasar clases en el colegio San Juan de Dios con el Programa Nacional de Alfabetización, donde aprendí a leer y escribir, por esto me siento feliz por haberme alfabetizado, por ello agradezco al presidente de la República, Evo Morales, antes era difícil que nos alfabeticemos, ahora ya no seremos discriminados".
"Para mí, con la edad que yo tengo, no me es difícil aprender, quiero seguir aprendiendo mucho más, por eso pido que siga la alfabetización. Con estas palabras, Dios bendiga a todos ustedes".
Doña María López Mamani, de 79 años de edad, también de Oruro, aseguró que "antes no sabía leer ni escribir, mis padres no tenían la posibilidad de meterme a la escuela porque no teníamos dinero, cuando ellos murieron ha sido más difícil, me quedé sola y no ha sido posible que aprendiera, ahora con hemos aprendido a leer y escribir".
Al igual que doña María, Vicenta Condori Arias, de 69 años de edad, pero del municipio de Machacamarca, indica: "Yo soy mayor de edad, pero tenía muchas ganas de aprender a leer y escribir. Yo estoy a cargo de mi nieto de seis años, asistía junto con él a las clases, se sentaba a mi lado mientras yo aprendía y el aprendió conmigo".
"Falté unos días a las clases porque me hice operar con los médicos cubanos de la vista, después, cuando me recuperé, me nivelé con bastante interés, ya que mis hijos me apoyan y me animan moralmente. Estoy muy contenta porque ahora escribo y leo, hablo más el quechua y me alfabeticé en quechua".
Otra alfabetizada es Adela Alavi Siprián, de 38 años de edad. "Me llamo Adela, hablo más quechua, me inicie desde las primeras letras, no tuve problema con el idioma porque yo sé hablar algo castellano, nos pudimos entender con la facilitadora y me he alfabetizado en castellano".
"No tenía quién cuide a mi hija pequeña, ella asistía conmigo, algunas veces de cansancio se dormía en el curso. Al inicio yo estaba desanimada y muy preocupada, y me preguntaba si podría aprender, pensé que era difícil, pero después me he dado cuenta que sí se puede porque con el esfuerzo que puse logré aprender a leer y escribir, además tengo bonita letra, por eso estoy muy contenta. Leo lentamente, pero seguiré practicando hasta leer perfectamente".

Son historias de vida, historias de un proceso de este sábado declaró a Bolivia como territorio libre de analfabetismo. El tercer país en América Latina que logró ese objetivo.
Da/Dgav ABI

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