Foro Social Mundial: Llega la hora del debate con los gobiernos


escrito por Mario Osava (IPS)   
sábado, 21 de noviembre de 2009

Salvador, Brasil.- Una discusión efectiva y directa entre gobernantes y representantes del movimiento social de América Latina y África buscará promover el Foro Social Mundial Temático (FSMT), que se realizará del 29 al 31 de enero en la capital del nororiental estado brasileño de Bahía.

"Enfrentar la crisis con integración, desarrollo y soberanía" será el tema central del encuentro de Salvador, uno de los numerosos encuentros locales, regionales o temáticos que se concretarán en distintas partes del mundo a lo largo de 2010, en sustitución del Foro Social Mundial (FSM) centralizado, que desde 2005 ha tenido lugar cada dos años.

Será un foro "innovador" porque tendrá un carácter "político-cultural", en que se mostrará la riqueza de las manifestaciones artísticas del nordeste brasileño, definió para IPS el profesor de historia Franklin de Oliveira Junior, miembro de la comisión organizadora.

Será netamente político por la esperada presencia de gobernantes africanos y latinoamericanos, en discusión con líderes de la sociedad civil en las llamadas "mesas de diálogo y controversias", donde se debatirán caminos de salida para la depresión mundial en curso y qué mundo postcrisis se pretende.

Además se acogerán seminarios, mesas redondas, discusiones y actos diversos "autogestionados" y propuestos por organizaciones y movimientos sociales.

Pero la idea es que cada actividad del encuentro sea acompañada de una acción cultural, sea de poesía, música, danza u otras formas, señaló Oliveira.

En Salvador, con tres millones de habitantes, "hay 400 bandas de rock, 300 grupos de pagode (rueda musical casera que desarrolló una variación de la samba), además de orquestas filarmónicas y otras de los más variados estilos musicales", detalló.

Ese carácter cultural fue destacado en la "plenaria" de lanzamiento público del FSMT el miércoles en Salvador, en el que se presentaron grupos populares de teatro, poesía, danza y capoeira (un mixto de baile y artes marciales), en un acto que reunió a unos 150 representantes de movimientos sociales, comunidades, universidades y gobiernos.

El berimbau, instrumento rítmico de una sola cuerda como un arco, usado en las exhibiciones de capoeira, es el símbolo de este foro, destacó Olveira. Además de representar la cultura local, en una dimensión de lucha, pues la capoeira se desarrolló como arma de combate de los esclavos africanos en Brasil, simboliza también el vínculo popular histórico entre África y América.

Acercar África a Brasil y al resto de América Latina es otra innovación que justifica la sede del FSMT en Salvador, porque se trata de la capital africana de Brasil, con la mayor concentración de población descendiente de los esclavos negros de la colonia.

Será también un encuentro inter-religioso, porque Salvador es un centro de diversidad de creencias, con fuerte presencia de tradiciones africanas, que siempre sufrieron discriminación en Brasil y últimamente enfrentan agresiones por parte de las nuevas agrupaciones cristianas pentecostales.

Será una oportunidad de combatir la intolerancia religiosa, sostuvo el activista, que espera una participación de 15.000 a 20.000 personas en el FSMT. Organizarlo es "un gran desafío" para Salvador, que tiene escasa experiencia en acoger y participar en eventos internacionales masivos, admitió Oliveira.

Pero aún así, la meta es traer a Salvador el FSM mundial de 2013, sucediendo a Dakar, capital de Senegal, que acogerá la edición de 2011, concluyó.

El Foro de Bahía, sin embargo, enfrenta un gran atraso organizativo, a 70 días del encuentro, además de restricciones por parte de gran parte del Consejo Internacional del FSM.

La iniciativa no partió de una amplia movilización de la sociedad civil local y responde más bien a intereses electorales, ya que el gobernador del estado de Bahía, Jacques Wagner, intentará su reelección en octubre de 2010, cuestionó Candido Grzybowski, director del Instituto Brasileño de Análisis Sociales y Económicos (IBASE) y uno de los organizadores iniciales del FSM.

Su temor es que esa ambigüedad afecte la organización, llevando al fracaso del encuentro, además de no corresponder al espíritu del foro social.

El FSM tuvo su primera edición en 2001, en la meridional ciudad brasileña de Porto Alegre, y su carta de principios establece que se trata de un foro de la sociedad civil, donde gobernantes sólo pueden participar como invitados de las organizaciones y movimientos sociales participantes, no como protagonistas.

La principal actividad en Brasil en 2010 será el seminario "Diez años del FSM" en Porto Alegre, del 25 al 29 de enero, para hacer un balance del camino recorrido y discutir perspectivas futuras del proceso.

El debate entre gobiernos y sociedad, que se pretende hacer en Bahía, se podría hacer en Porto Alegre, además "nuestra experiencia anterior muestra que los gobernantes no quieren debatir, sino un tablado" para mostrarse, sostuvo Grzybowski.

En cambio, los impulsores del Foro de Salvador contrarrestan que sería imposible hacer una discusión horizontal entre jefes de Estado y movimientos sociales en Rio Grande do Sul, estado del que Porto Alegre es la capital, porque es gobernado por Yeda Crusius, quien pertenece al opositor Partido de la Socialdemocracia Brasileña y está enfrentado con los movimientos sociales.

El gobernador Wagner, de Bahía, del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) en el gobierno de Brasil, apoya el encuentro sin interferir y alienta la posibilidad de contar con la presencia del propio presidente Luiz Inácio Lula da Silva en el foro, añaden.

El FSMT de Salvador propiciará la discusión de la crisis global de forma a definir una agenda común hasta el Foro Mundial Social de Dakar en 2011, en un "diálogo paritario entre jefes de Estado y actores sociales" y valorizando la cultura de los pueblos, resumió para IPS Carlos Tiburcio, asesor especial de la Secretaría General de la Presidencia de Brasil, que apoya la realización del encuentro.

El Foro Social Mundial vive hace años tensiones internas, que se reflejan especialmente en su Consejo Internacional, constituido por más de 150 organizaciones de todo el mundo. La repetición de reuniones multitudinarias que poco generan en términos de programas de acción frustra a muchos activistas.

Los foros temáticos y descentralizados son un intento de desarrollar formas creativas de fomentar debates y movilizaciones que pueden apuntar nuevos caminos para el pretendido fortalecimiento de la sociedad civil en todo el planeta.