No apto para personalidades chilenas sensibles

La señora, que se siente algo ajada y no espléndida en su madurez, y como puede pagarlo, resuelve hacerse una completa revisión física. Tras los trámites de rigor el día y hora convenidos va a la consulta.

El médico la ausculta y revisa por completo y a conciencia. Aparentemente no conforme por lo que ve y palpa ordena algunos exámenes de laboratorio.

En la siguiente visita, algunos días después, el profesional, un tanto confundido ante los resultados de los exámenes le dice:

–Señora, la felicito, usted está muy sana; sin embargo una cosa no me cuadra.... Uno de los exámenes debe estar mal hecho o usted se ha equivocado o faltó a la verdad.

–Yo no miento –dice ella con frialdad.

–Es que –el médico habla en forma amistosa– usted me dijo que ha enviudado tres veces y, sin embargo, el informe de laboratorio asegura que es virgen. ¿Cómo es posible esto?

La mujer suspira.

–Mire doctor, la respuesta es muy simple... Vea usted: mi primer marido era del PPD, y usted sabe que esos son pura lengua.

El médico asiente.

–Mi segundo marido –prosigue la paciente– era del PS, y todo el mundo sabe que esos giles lo hacen todo por atrás.

El doctor disimula su incomodidad ante la descarnada confesión. Ella, impertérrita, prosigue.

– Y mi tercer marido era demócrata-cristiano... Y todos sabemos que ellos cuando están arriba no saben qué hacer.

No nos atribuya la maternidad (o paternidad) del cuento; circula por la red.