El fantasma de Marx y los disturbios en China

Jian Junbo / Asia Times Online
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

La violencia de este fin de semana que ha causado 156 muertos y más de 816 heridos en Urumqi, capital de la noroccidental Región Autónoma Uigur de Xinjiang, es el último ejemplo de crecientes conflictos entre el mayoritario grupo étnico Han de China y minorías étnicas.

Al centro del creciente problema se encuentran las anticuadas políticas de China hacia sus minorías étnicas – un montón de medidas marxistas que ahora no satisfacen ni a los Han étnicos, ni a las minorías. A medida que ha avanzado la enorme economía china, la visión del antiguo líder Mao Zedong de igualdad política y económica entre miembros y no miembros de la etnia Han ha sido gradualmente debilitada. El resultado final se vio en las calles ensangrentadas de Urumqi.

El domingo, más de 300 Uigures étnicos – en su mayoría musulmanes suníes – realizaron una protesta en la Plaza del Pueblo de Urumqi para exigir una investigación de una riña que tuvo lugar el 26 de junio en una fábrica de juguetes en Shaoguan, en la provincia Guangdong. Los disturbios comenzaron cuando la policía comenzó a dispersar a los manifestantes, y se extendieron rápidamente por la remota ciudad de 2,3 millones de habitantes.

Grupos de alborotadores destruyeron vallas de seguridad en las calles, incendiaron automóviles y golpearon a peatones Han. La turba atacó autobuses e incendió un hotel cerca del edificio de oficinas de la Comisión Regional de Comercio Exterior de Xinjiang, según la estatal Agencia de Noticias Xinhua. Cientos de coches, negocios y casas fueron destrozados e incendiados durante la violencia, dijo Xinhua.

La Televisión Central de China transmitió el lunes imágenes de manifestantes Uigur que atacaban a hombres y mujeres de la etnia Han pateándolos en el suelo y dejándolos aturdidos y ensangrentados. Mostraron imágenes de humo que salía de vehículos mientras los alborotadores volteaban coches y destrozaban autobuses.

El lunes por la noche, había habido por lo menos 156 muertos y más de 800 heridos, incluidos policías armados, dijo el Departamento de Seguridad Pública de Xinjiang. Se encontraron más de 50 cadáveres en calles secundarias y callejuelas, dijeron los funcionarios, y agregaron ominosamente que la cantidad podría aumentar.

Las estadísticas oficiales no suministraron ningún detalle que mostrara cuántos manifestantes Uigur fueron muertos. Un portavoz del Congreso Mundial Uigur (WUC), una organización basada en EE.UU. de Uigures en el exilio favorables a la independencia, dijo a la Voz de América que la policía abrió fuego contra los manifestantes. El gobierno chino ha acusado al WUC de ser el cerebro tras la violencia.

Xinhua dijo el lunes por la mañana que “la situación estaba bajo control”; la policía había suspendido el tránsito en partes de la ciudad y arrestado a más de 1.000 manifestantes. Entre los detenidos hay por lo menos 10 de los personajes más destacados que provocaron el disturbio del domingo, dijo el Departamento de Seguridad Pública de Xinjiang.

Pero el martes, más de 200 Uigures, en su mayoría mujeres, realizaron una nueva protesta en Urumqi frente a periodistas extranjeros y se informó que en la tarde residentes de la etnia Han en Urumqi comenzaron a contraatacar a Uigures. Las mujeres demandaban la liberación de sus familias arrestadas durante la violencia del domingo. Las autoridades organizaron a los periodistas extranjeros para que visitaran las escenas posteriores a la violencia, donde los manifestantes participaron en una tensa confrontación con la policía, dijeron medios de Hong Kong.

El gobierno de Xinjiang advirtió esa noche que “elementos hostiles” conspiran para provocar violencia en otras ciudades de Xinjiang como Yining y Kashgar.

“Lamentamos profundamente la pérdida de vidas” en Urumqi, dijo el portavoz del Departamento de Estado de EE.UU Ian Kelly: “Llamamos a todas las partes a mostrar calma y comedimiento.”

El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, también pidió comedimiento. Dijo a una conferencia de prensa del lunes: “Dondequiera sucedan o hayan sucedido la posición de Naciones Unidas y del secretario general ha sido consecuente y clara: que todas las diferencias de opinión, sean internas o internacionales, deben ser resueltas pacíficamente mediante el diálogo.”

Según Xinhua, una declaración del gobierno afirmó que la violencia fue “un crimen preparado, organizado. Es instigado y dirigido desde el extranjero y realizado por criminales en el país.”

En un discurso televisado el lunes por la mañana, el gobernador de Xinjiang, Nur Bekri, acusó al WUC dirigido por Rebiya Kadeer – una antigua empresaria que ahora vive en EE.UU. – de fomentar la violencia usando el teléfono e Internet. “Rebiya tuvo conversaciones telefónicas con gente en China el 5 de julio a fin de incitar… e Internet fue utilizado para orquestar la incitación,” dijo la declaración.”

El portavoz de Kadeer, Alim Seytoff, dijo a Associated Press desde Washington que las acusaciones carecen de fundamento.

“Es una práctica común que el gobierno chino acuse a la señora Kadeer de cualquier disturbio en Turkestán Este, y a Su Santidad el Dalai Lama por cualquier disturbio en el Tibet,” dijo. Turkestán Este es el nombre del Estado que grupos y militantes Uigures por la independencia desean crear en Xinjiang.

Uno de los grupos en el exilio, el Movimiento Islámico Turkestán Este, es calificado por el gobierno chino y la ONU de organización terrorista. El WUC niega toda conexión con el Movimiento Islámico Turkestán Este.

La violencia en Urumqi imitó los disturbios del año pasado en el Tibet. En marzo de 2008, una manifestación pacífica de monjes en la capital Lhasa estalló en disturbios que se extendieron a las áreas vecinas, causando por lo menos 22 muertos. El gobierno chino acusó al Dalai Lama de orquestar la violencia. El Dalai Lama rechazó la acusación.

Hayan o no sido causados por activistas por la independencia, prevalece el hecho de que violentos conflictos son fácilmente instigados por la desconfianza mutua entre los miembros de la etnia mayoritaria Han y minorías étnicas. También tuvieron que ver con rumores por Internet.

La riña en la fábrica Shaoguan del 26 de junio fue iniciada por una información en un sitio en Internet que afirmó que por lo menos dos trabajadoras Han fueron violadas por trabajadores migrantes Uigur, muchos de los cuales trabajan en la fábrica.

Como reacción ante la afirmación, trabajadores Han irrumpieron en los dormitorios de los trabajadores Uigur. En la confrontación resultante, murieron dos Uigures y muchos trabajadores de ambos lados fueron heridos, según la policía local. Las autoridades arrestaron posteriormente a un trabajador Han por haber subido el rumor de la violación para provocar problemas.

El fin de la identidad de la lucha de clases

Los conflictos cada vez más frecuentes entre miembros de la etnia Han y otros grupos indican que la política del Partido Comunista Chino (CCP) hacia las minorías étnicas se ha hecho inefectiva en el mantenimiento de relaciones armoniosas entre los pueblos.

Durante los últimos 60 años, el objetivo declarado de la política del CCP fue mantener la unidad nacional y estabilizar la sociedad civil. El gobierno comunista considera que todos los grupos étnicos son chinos, pero alienta a todos los grupos étnicos, especialmente a las minorías, a que mantengan y desarrollen sus culturas tradicionales. El gobierno incluso ha ayudado a las minorías que tienen sólo un lenguaje hablado a crear su propio sistema de escritura.

La idea de que toda la gente en China pertenece a la “gran familia de los chinos” no es una invención de los comunistas. La actitud comenzó con el padre fundador de la China moderna, el doctor Sun Yat-sen, y fue apoyada por tempranos pensadores de la ilustración china como Liang Qichao y Hu Shih.

En la era del presidente Mao Zedong, la política étnica fue dictada por la doctrina de la lucha de clases, según la cual todos los trabajadores de la etnia Han y los no pertenecientes a esa etnia comparten una identidad común – el trabajo socialista. La palabra “trabajo” significaba que también eran los dueños del país – constitucional e ideológicamente. Capitalistas, terratenientes, dueños de siervos y otros “explotadores” – no importa cuál fuera su origen étnico – eran los enemigos.

Esta política sobrepasó exitosamente las diferencias étnicas y construyó una identidad compartida por todos los trabajadores. En cierta medida, esa política bajo Mao unificó a todos los grupos étnicos en la “lucha de clases” contra los “opresores”. También convirtió a las antiguas elites de las minorías étnicas en enemigos recalcitrantes del Partido Comunista Chino (CCP).

Los trabajadores pobres de los grupos étnicos de China dieron mucho apoyo al gobierno del CCP, y aceptaron su nueva identidad socialista. La gente perteneciente o no a la etnia Han se convirtió en iguales económica y políticamente, y la idea de la etnicidad fue gradualmente reemplazada por la idea de clase.

El concepto de una clase común, que dio igualdad a todos en la misma clase no importa su identidad, sobrepasó la idea de la identidad étnica y precavió los conflictos étnicos.

Pero cuando la doctrina de la lucha de clases fue llevada al extremo particularmente durante la Revolución Cultural entre 1966 y 1976, dio a los Guardias Rojos – compuestos sobre todo por Han – la base para atacar el patrimonio cultural e histórico de China – Han así como étnico – en nombre de la revolución. Esos ataques hirieron profundamente los sentimientos de las minorías étnicas.

Después de la Revolución Cultural, al parecer como una cierta forma de compensación, el gobierno chino comenzó a otorgar algunos privilegios y preferencias a las minorías étnicas.

Por ejemplo, la dura política de un solo niño se aplica sólo a parejas de la etnia Han. Por lo tanto, la tasa de nacimientos y la proporción en la población de los Han está disminuyendo, en comparación con otros grupos étnicos. Al mismo tiempo, se Han otorgado privilegios a las minorías étnicas en el empleo y en las oportunidades para la educación. Para estimular el crecimiento económico, el gobierno ha invertido mucho dinero en los últimos años en las áreas de las minorías étnicas.

Muchos Han están molestos por lo que ven como discriminación. Después de la riña de Shaoguan, el secretario del partido de Guangdong, Wang Yang, visitó y consoló a los trabajadores Uigur heridos, pero supuestamente ignoró a los trabajadores Han heridos. Esto enfureció a los trabajadores Han y aumentó su sospecha ante la política gubernamental.

Incluso cuando grupos étnicos, como ser los Uigures, se quejan de que son explotados o discriminados por los Han, muchos Han acusan al gobierno de hacer lo mismo. A fin de cuentas, mientras la economía china avanza, se está debilitando la igualdad política y económica entre Han y no-Han.

La brecha de la riqueza se expande entre los Han, que en general viven en áreas ricas, y las minorías étnicas que viven en áreas relativamente más pobres. La desigualdad económica entre diferentes regiones es también un caso entre los Han y los no-Han. Aunque este desequilibrio del desarrollo económico se debe a numerosos factores, es fácil que las minorías se sientan explotadas por los Han.

Como la influencia del marxismo como la ideología dominante disminuye en China, el sentido de la igualdad política también declina. Actualmente, la gente de a pie no es considerada realmente como dueña del país, y los trabajadores ya no son una clase respetada. Los capitalistas se han convertido en los invitados de honor del gobierno.

En China, la igualdad política basada en la igualdad de clases se ha derrumbado. Durante los últimos 60 años, esta idea de igualdad de clases constituyó una base en la cual toda la gente común, incluidas las minorías, podía mantener una identidad como miembro de la comunidad política china.

Ahora, la marginalización económica y política de las minorías étnicas está destruyendo el fundamento de la identidad china de algunos grupos étnicos. Al mismo tiempo, esa marginalización es profundamente malentendida por muchos en el grupo étnico mayoritario Han.

La identidad compartida de los chinos – como trabajadores socialistas – se desmorona gradualmente. Los disturbios resultantes en Urumqi podrían ser sólo el comienzo de algo mucho, mucho más grave.

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El doctor Jian Junbo es profesor asistente en el Instituto de Estudios Internacionales en la Universidad

Fudan, Shanghái, China.

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