Pablo Milanés en Suecia: El tiempo pasa

El cantautor cubano en la Casa de los Conciertos en Estocolmo el viernes 27 de Febrero.

Los organizadores del concierto, la organización Selam, había hecho propaganda de que era la ”primera actuación en Suecia”.
Pablo al saludar a una sala repleta confirmó lo que muchos ya sabíamos: Era su segunda visita al país escandinavo. Segunda visita después de 29 años y con grandes contrastes entre ambas visitas.
En el año 1980 vino Pablo a Suecia para ayudar a reunir fondos para los comités de Resistencia en Chile. En esa ocasión ofreció conciertos en varias ciudades suecas, entre ellas Estocolmo y Uppsala. Para los que tuvimos la oportunidad de compartir con él más allá del concierto nos impresionó la firmeza de sus argumentos políticos, su lealtad inquebrantable con el proceso revolucionario cubano y su tremenda entrega solidaria con las luchas populares. Un artista militante nos pareció. Sus conciertos, entonces, estuvieron impregnado de esta convicción y ardor político. Las canciones interpretadas reflejaban en gran parte la lucha de Cuba por su revolución, la lucha latinoamericana y por supuestos sus canciones de amor.
La versión 2009 de Pablo está musicalmente quizás de más alta calidad que nunca. Los músicos que lo acompañan son profesionales de calidad. Un pianista y un violinista/organista nos hacían olvidar que eran dos músicos y nos transportaban a emociones casi orquestales. Impresionante. Pablo, con demasiados kilos de más, con movimientos lentos y dificultad de moverse nos hizo pensar directamente en el texto de sus canciones: ...porque el tiempo pasa...”. Y fue precisamente esa la canción que dió la partida al concierto. Canciones nostálgicas, de ideales quebrados y de esperanzas rotas, críticas al proceso cubano son la pauta de las nuevas canciones. La canción ”Dos preguntas de un día” nos muestra la posición de Pablo hoy día:
Roberto, mi amigo,
murió en la Florida.
Su querida hija
y creo que su hermana
lo velan y preguntan
cómo es que Manolo
que estaba en Valencia:
las autoridades no lo dejar entrar.
¿Ha valido la pena?
—pregunto— no sé...
¿Ha valido la pena?
—respondo— no sé...

Mi hermano Jacinto
que vive en La Habana
no sabe si su hija
que tuvo una nieta
que aún no ha conocido
sabrá que su madre
murió de repente:
las autoridades no lo dejan salir.
¿Ha valido la pena?
—pregunto— no sé...
¿Ha valido la pena?
—respondo— no sé...
La letra recibe aplausos de gran parte del público. Son ya conocidas las críticas que Pablo ha hecho al proceso cubano y sus dirigentes.
El apoyo a la lucha de los pueblos latinoamericanos o de otras partes del mundo brillaron por su ausencia. La impresión final fue que nos quitaron unas canciones por lo atrasado del concierto y que habíamos visto un cantante por el cual el tiempo ha pasado. Su voz sigue siendo tan firme y cálida, como siempre pero, ese fervor de militante apasionado se ha quedado en alguna parte del camino. El Pablo que vimos en Estocolmo es un cantante que promueve sus nuevos discos los cuales nos dejan solamente un sentimiento de desánimo, desesperanza y fracaso.

Nosotros nos quedamos con la version antigua de Pablo. De luchador militante, político y romántico. Aquél que nos cantaba:
Puedes llegar hasta a soñar
montar en centauros, en nubes volar
y cuando tierra has de pisar; debo hacer cuentas,
que aún quedan veintitrés partes del día para andar.

Acuéstate y hazme sentir
y derramarme en cada poro de tu cuerpo.
Levántate a compartir
todas las cosas que aún nos quedan por vivir.