Las 4 patas que componen la mesa que simboliza el poder popular
Por: Gustavo Adolfo Hedmont Rojas
Fecha de publicación: 21/11/08

Estamos a punto de llegar a uno de los “llegaderos” de nuestro proceso revolucionario. Vendrán más… Pero sin duda el 23 de noviembre de 2008 es uno de ellos. Es un momento crucial sin duda.
Y nos mediremos… principalmente lo que vamos a medir el próximo domingo es qué tanto nos hemos recuperado de la derrota pasada (el 2 de diciembre), ojalá la última.
Lo que se podía hacer ya se hizo. El desenlace de las elecciones de alcaldes y gobernadores dependerá, en lo que respecta a la actividad política del Partido Socialista Unido de Venezuela “PSUV”, del Partido Comunista de Venezuela “PCV” y a la actividad de la militancia en general de la revolución bonita, de qué tanto se logró superar en realidad el viejo esquema del electorerismo manipulador, vacío y oportunista de la “imagen hipócrita” creada por profesionales de la publicidad que lamentablemente afectó, de la misma manera como ocurrió con el adeco-copeyanismo del pasado, al Movimiento V República.
Es necesario admitir (sin que por ello se desconozca la enseñanza que ha significado en aras de la democracia, la participación de las bases sociales del partido de la Revolución en la escogencia de la dirección del partido, y posteriormente en la selección de los candidatos a las gobernación y alcaldía) que algunos cogollos insisten en reproducirse en varias regiones y localidades. Lo que no se haya aceptado desde el punto de vista de la autocrítica, y que haya “pasado liso” a manera de “strike” al constituir una afrenta contra las bases populares del PSUV, sobre todo (pero en general las bases amplias del pueblo venezolano), se verá reflejado en los resultados.
La fuerza moral del Presidente y de los revolucionarios entregados al destino de la nación también se reflejará, por eso espero una victoria nacional.

La cuarta pata de la mesa
Desde lo profundo del sur de Valencia aguardamos en paciente calma, pero llenos de adrenalina y de inevitable ansiedad, la llegada del 23 de Noviembre de 2008. Si bien, nuestra historia de militancia política, de camaradas de distintas edades y distintas experiencias, nos hace ver lo electoral como un simple aspecto anexo al cambio que se genera desde la verdadera consciencia de los sujetos y agentes de cambio, en el día a día, en el barrio, y en las localidades profundas alejadas de los centros de poder tradicional, no podemos engañarnos del papel que juega el 23 de noviembre en la correlación de fuerzas a lo interno del proceso bolivariano.
El deseo más intenso del servidor que escribe éstas líneas, es que la correlación resultante favorezca a los iguales (iguales en nuestra condición de existencia material) y a nuestra unidad, y no a los privilegiados de viejo y nuevo cuño.
Quiero anticiparme a la alegría del triunfo popular anunciado por los vientos de renovación que comenzaron a correr en Mariara, en Miguel Peña, en la Isabelica, y en otro lugares de Carabobo y de Venezuela, donde la democracia participativa se esté ensanchando mediante la instalación de Mesas de Trabajo (no me refiero en este caso a las mesas electorales) que ojalá se hicieran permanentes como las mesas técnicas de agua y de energía, porque en el futuro próximo los candidatos a cargos de elección popular no tendrán que visitar los espacios comunitarios para dedicarse a “captar votos” sino que será en los espacios comunitarios donde se diseñarán los programas de gobierno. No importa como se llamen esos espacios, se trata de una plaza, una cancha de básquet, cualquier casa de vecino, una casa de alimentación, o porqué no, una casa comunal convertida en la Casa del Poder Popular, núcleo impulsador del desarrollo endógeno y la nueva geometría del poder, para lo cual deberá diseminarse por todo el territorio nacional.

Una mesa de trabajo popular en medio de asambleas populares, constituye desde mi punto de vista el símbolo de la política de verdad. La política a favor de los intereses del pueblo. Para que ello se de, precisamente lo que se requiere es que quien defina cuáles son sus prioridades sea el propio pueblo organizado DE VERDAD. Preguntémonos hasta qué punto tiene sentido la palabra pueblo si éste no está organizado (en Consejos Comunales, mesas técnicas, comités, consejos, consejos y más consejos estudiantiles, de trabajadores, de inquilinos).
La ideología del egoísmo individualista se anotó un triunfo en Venezuela en diciembre pasado por contar aún con el control mayoritario de los medios de producción y reproducción de patrones de consumo y formas de vida que son los llamados medios de comunicación. Nos ganaron en comunicación e información.

Por eso dos de las patas que sostienen la mesa de trabajo popular deben ser ineludiblemente la comunicación y la información, para que éstas no continúen siendo las principales armas de la burguesía y su ideología hegemónica opositora. Casas del poder popular dotadas de emisoras comunitarias, canales de televisión e imprentas comunitarias en cada parroquia (convertida próximamente en comuna) interconectadas entre sí para hacer frente a la conspiración mediática!!!

La tercera pata de la mesa: El conocimiento. En la Casa del Poder Popular no podrá estar ausente el conocimiento. Centros de Documentación en línea con excelentes bibliotecas municipales para construir una nueva ciudadanía!!! Pero hay que advertir algo: Un centro de documentación comunal amerita de su propia memoria local y debe ser un núcleo alimentador de la memoria de la ciudad (el campo puede contar también con las oportunidades de la ciudad), de la región y de la nación. Es una forma de desarrollar el sentido de pertenencia en la gente al lugar que habitan, llámese éste Caracas, Guigue o Tucupita, integrando a su vez comunidades más amplias hasta alcanzar el nivel nacional. El conocimiento es ante todo conciencia y memoria.

Solo resta mencionar la cuarta pata de la mesa que simboliza el poder popular y la democracia participativa: La formación ideológica.

Bastante daño nos han hecho (y nos quieren hacer) con el chantaje de la ideologización. La ideología no puede ser un misterio para el pueblo, mucho menos un tabú. Las discusiones propias de la formación ideológica deben comenzar con qué es para las personas la prosperidad. Cómo conciben la riqueza humana, qué papel juega el trabajo en la formación de la riqueza, hasta llegar al meollo de la pobreza y el drama fundamental de la humanidad: La lucha de clases y la enajenación.

Formar políticamente es jugar un papel activo en la comprensión de las dinámicas generadas por la lucha de clases como la leí de manera sencilla en uno de los primeros textos de Marta Harnecker, aquel donde se explican las principales categorías conceptuales del marxismo de manera muy pedagógica, y andragógica también. Donde se puede aprender que la lucha de clases se da en muchos terrenos y de forma cotidiana. Uno de esos terrenos es el del lenguaje, cuando es racista, cuando nos dicen “hordas”. Cuando nos dicen tierrúos resentidos, pero también cuando se creó la palabra “sifrino” , o cuando Rubén Blades compuso la canción “Plástico” para referirse a las personas “de mirada esquiva y falso reír”. La lucha de clases no siempre es “violenta” en el sentido en que se suele entender la violencia.

Fortalezcamos la mesa de trabajo permanente del poder popular para que nuestra revolución bonita jamás sea sepultada por un baño de sangre fascista. Para que no se de una “Guerra total”. No le temamos al concepto de lucha de clases, no significa “Guerra de clases”.

Tengamos en cuenta lo anterior para el próximo domingo 23 de noviembre…

Y , parafraseando a Salvador Allende Gossens:

“Más temprano que tarde (los trabajadores) abrirán las alamedas por donde pase el hombre libre”


Gustavo Adolfo Hedmont Rojas.

Movimiento Popular Revolucionario “MPR FOGATA”

Colectivo “La Unión de los Iguales en Revolución” UNIR
Partido Socialista Unido de Venezuela “PSUV”.

ghedmont@yahoo.es