Europa: crisis económica y respuesta de los trabajadores
La crisis económica mundial impacta fuertemente en Europa. Los datos oficiales del último trimestre de 2008 son todavía peores que los de EEUU.Correo Internacional | Liga Internacional de los Trabajadores (LIT-CI) | 18-3-2009 |
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La crisis económica mundial impacta fuertemente en Europa. Los datos oficiales del último trimestre de 2008 son todavía peores que los de EEUU. Ante un descenso global del 1,5% del PIB, la prensa de la Unión Europea (UE) habla de una "caída en barrena". Alemania, la locomotora del continente, está a la cabeza: -2.1%. La producción industrial de diciembre 2008 fue un 11.5% inferior a la del mismo mes en 2007; en enero pasado, las ventas de vehículos han descendido 27%. La crisis afecta de lleno a todo el continente: a las grandes potencias europeas, a los imperialismos menores y a la periferia, tanto la que pertenece a la UE (los países del Este y los bálticos) como a la que no (Rusia, Ucrania.).
El sistema financiero europeo está tan en quiebra como el de EE.UU. Todas las medidas adoptadas hasta la fecha (más de 1,8 billones de euros, cerca del 15% del PIB europeo) sólo han logrado detener, a duras penas, la caída en el abismo, mientras la crisis financiera se acentúa. Así ha ocurrido con las sucesivas bajas del tipo de interés, con las inyecciones multimillonarias de dinero por parte del Banco Central Europeo (BCE) y con las intervenciones masivas de los gobiernos. Pero el crédito no fluye, y los bancos continúan viendo cómo su valor bursátil se evapora más y más: sólo el 16 de febrero pasado perdieron 7% de su cotización (reducida a menos de la mitad, durante el último año y, en casos como el Deutsche Bank, a un tercio).
Las previsiones
Los recientes resultados negativos de la economía europea superado todos los pronósticos. Las últimas previsiones oficiales de la UE, enero pasado, fueron redactadas "con un nivel de incertidumbre excepcional", según sus autores. Para 2009, prevén una caída media de 1,8% del PIB europeo. Pero en Irlanda y los países bálticos, sería del 5% o más y Gran Bretaña, 2,8%. El desempleo oficial de la UE aumentó 1,6 millones, en 2008 (llegó a los 18 millones de parados, 7% de la población activa). La previsión oficial para 2009 es de 3,5 millones más (una tasa del 8,75%, que se incrementaría al 10% en 2010).
En realidad, son previsiones "optimistas" que van a ser claramente desbordadas. Fuentes anónimas de la Comisión Europea han llegado a expresar el temor de que "lo que esté en juego no sea una recesión del 2% o el 3% sino del 15% al 20%". Un hundimiento general de la economía europea (de la mano de la economía mundial).
La contradicción de una Unión de muchas cabezas
Siguiendo el camino del gobierno Obama, la UE prepara un nuevo plan general de rescate masivo de bancos y empresas. Pero la gran diferencia con EEUU es que la Unión Europea no es un "estado único", con un único gobierno y reglas comunes. Por el contrario, es un bloque imperialista donde conviven conflictivamente diferentes capitalismos, cada uno con sus propios intereses y su propio estado. En el momento en que la crisis se precipitó, la Comisión Europea (CE) y, en general, las instituciones comunitarias pasaron rápidamente a segundo plano, o desaparecieron de la escena, que quedó en adelante monopolizada por los gobiernos de las grandes economías europeas.
Por eso, las medidas de rescate bancario han sido nacionales y no europeas. La CE se ha limitado a aprobar los planes que los estados miembros, en connivencia con sus propios banqueros, habían decidido con el fin de salvar a sus bancos nacionales y promover su concentración y centralización. Se ha denunciado que el BNP francés compró 75% del banco belga Fortis, justo después de recibir 2.500 millones de euros del estado francés. Los bancos españoles, que no han recibido inyecciones de capital, se quejan de la competencia desleal de los bancos "recapitalizados" de otros países que, como el ING holandés, les disputan agresivamente los depósitos españoles.
Varias Europas
En realidad, hay varias Europas: la de los imperialismos ricos, la de los menos ricos y la de los Estados del Este. En un extremo, países como Alemania o Francia, los más ricos el continente, pueden embarcarse, en esta primera fase de la crisis, en dudosos planes de reactivación y en concesiones temporales a los trabajadores, echando mano de la riqueza acumulada en el pasado y endeudándose para el futuro.
En el otro extremo, los países del Este y los bálticos, últimas incorporaciones a la UE. Son los estados pobres de solemnidad: países donde el capitalismo fue restaurado a costa de un retroceso económico-social brutal, y entregados al capital multinacional por la nueva burguesía que surgió del seno de la vieja burocracia estalinista.
La fragilidad de estos últimos países es extrema: dependen de las inversiones y de la financiación de las multinacionales y los bancos extranjeros, y de las subvenciones europeas. Tres cuartos de su producción se exporta a la UE, sus monedas se desploman. Para ellos, la crisis es directamente la ruina. Sus gobiernos, serviles, débiles, desacreditados y corruptos, carecen de margen de maniobra, y sus "planes de choque" representan el empobrecimiento y la miseria de la población.
Es el caso de Estonia, Letonia, Lituania, Hungría, Rumania, Bulgaria., al borde de la suspensión de pagos, o directamente quebrados, con el desempleo avanzando a una gran rapidez y obligados a cumplir las recetas clásicas del FMI (devaluación, rebajas salariales, desmantelamiento de lo que queda del sector público, etc.).
Detrás del bloque del Este, vienen los imperialismos de segunda y tercera fila de la zona euro (que utilizan el euro como moneda), sobre los que pende la amenaza de la suspensión de pagos. Grecia, luego de una década de crecimiento, vive un rapidísimo deterioro económico y social. La desigualdad social es brutal: 80 grandes armadores poseen un patrimonio equivalente al PIB nacional. Su deuda nacional, la segunda de Europa, es enorme (96,2% del PIB) y continúa incrementándose. La calificación de esta deuda nacional ha sido rebajada, lo que dispara su costo.
Irlanda es quizás el país de la zona euro que está más cerca de la insolvencia. Según las previsiones oficiales de la UE, en 2009, su PIB retrocederá 5%, su déficit público alcanzará 11% y el desempleo 10%. El sistema bancario está intervenido, las deudas de los bancos avaladas, la mayoría de sus acciones en manos del Estado y los depósitos garantizados. Pero los bancos siguen hundiéndose, mientras el gobierno es incapaz de responder por los fondos y los depósitos. Los precios de cobertura de la deuda pública irlandesa se han triplicado en una semana. El ministro alemán de Hacienda ha declarado que había que estar preparados para salir al rescate de "los Estados con dificultades en sus pagos".
El Estado español tiene el triste récord europeo de desempleo. En enero pasado, superaba los 3,3 millones y se prevé que llegará a los 4,5 en diciembre (20% de la población activa). El déficit público será en el 6,2% del PIB en 2009. Mientras, el déficit exterior continuará siendo uno de los mayores del mundo. Un chiste en el reciente Foro de Davos calificaba al país como "fondo hipotecario de alto riesgo". No es broma: en febrero pasado, el principal fondo español de inversión hipotecaria, perteneciente al Banco de Santander, fue visto incapaz de hacer frente a la retirada masiva de fondos y ha decretado un "corralito" por dos años. La calificación de la deuda pública española ha sido rebajada por las agencias internacionales, dificultando su acceso a los mercados financieros internacionales y encareciendo su financiación. Las empresas estatales (las joyas de la corona) ya están cayendo en manos de capital extranjero. La italiana Enel acaba de quedarse con la empresa eléctrica Endesa y muchos se preguntan cuánto tardará en suceder algo parecido con la petrolera Repsol.
La crisis de la UE
El descrédito popular con la Unión Europea es intenso y crece con la percepción de su papel como fiel instrumento de la "Europa del capital". El proyecto está en crisis abierta desde que el pueblo francés, en mayo de 2005, rechazó la Constitución europea neoliberal e imperialista. La maniobra posterior de Sarkozy de sustituir la fallida Constitución por un Tratado con los mismos contenidos (que podría ser aprobado sólo por parlamentos y gobiernos), también resultó un fiasco, debido a la oposición del pueblo de Irlanda. Desde entonces el Tratado está en el limbo.
La crisis mundial, al mismo tiempo, acentúa la necesidad del capitalismo europeo de apoyarse en la UE para ordenar sus filas y hacer frente, en mejores condiciones, al coloso norteamericano, y agudiza contradictoriamente su crisis. La incorporación de nuevos países se encuentra paralizada instituciones comunitarias se han retirado de la escena para dejar paso a los gobiernos nacionales, en particular el alemán y al francés, que marcan sus propios planes en el terreno económico, financiero, energético, diplomático y militar. La UE vive inmersa en un clima cada vez más nacionalista, con los gobiernos esforzándose, sin rubor, en servir a sus propias burguesías nacionales.
En realidad, ha comenzado ya a plantearse la posibilidad de que la crisis pueda ir tan lejos que llegue a provocar un hipotético estallido del euro y de la actual UE. La perspectiva de suspensión de pagos de países de la zona euro (Irlanda y Grecia) está planteada como una amenaza cercana. El destino del euro y de la propia UE es pues incierto y va a estar sometido a grandes sobresaltos. Lo que sí está fuera de duda es que la crisis mundial va a dar lugar a otra configuración de Europa.
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