Contra la burocracia estatal, los sindicatos deben exigir cogestión obrera


José Justiniano Lijeron / Rebelión

Los procesos que se están desarrollando en América latina, como Venezuela, bajo la conducción del presidente Chávez, cumple ya la mayoría de edad con 10 años de revolución que ha tenido que soportar una serie de tropiezos como el golpe de estado el año 2002 y así mismo el sabotaje petrolero, atentados de una derecha que se resiste a perder sus privilegios ante la consciencia arrolladora del pueblo Venezolano que en mas de 10 confrontaciones electorales, en solo una perdió con escasos votos en contra cuando el referéndum de diciembre del 2008 sobre la aprobación de las reformas a la constitución.,pese a todo hoy día sigue adelante sin detenerse buscando y aprendiendo como implantar el socialismo del siglo XXI, como su principal líder ha llamado a ese proceso liberador. Hay avances y hechos muy importantes en los diferentes campos de la economía principalmente, la educación, la salud, la seguridad y soberanía alimentaría, la infraestructura caminera, en la recuperación para el estado de empresas privatizadas, nacionalización de empresas que no cumplen las leyes del País y ahora con el advenimiento de la crisis del sistema financiero del capitalismo, viene tomando una serie de medidas para evitar que el rebote de dicha crisis azote lo menos posible al pueblo venezolano.

El caso boliviano, proceso a la cabeza del presidente Morales, con una minoría de edad, ha cumplido 3 años y también pese a la agresión de la derecha, orquestada como en todos nuestros países por la política intervencionista de los gobiernos norteamericanos, logró recuperar con el apoyo del pueblo los recursos naturales que estaban en manos de empresas transnacionales, que saquearon nuestro petróleo y gas principalmente, sin ningún control estatal gracias a las prerrogativas que tenían de parte de la democracia “pactada” de los gobiernos neoliberales que asolaron nuestros países en estas tres décadas pasadas.

Esas recuperaciones importantes le sirvieron al gobierno boliviano, para encarar una serie de medidas en beneficio de las grandes mayorías excluidas de este país, que se reflejan en una mejores condiciones de vida, salud y educación y sobre todo de encarar una política internacional independiente para así desprenderse del cordón umbilical de las políticas nefastas del FMI, como su brazo operador del sistema capitalista. Durante este tiempo de gobierno, varios han sido los intentos de la derecha boliviana para desestabilizar el gobierno de Evo y lo seguirá haciendo, los enemigos como clase no se suicidan, hay que derrotarlos en todos los terrenos, y como en Venezuela, también fueron derrotados en el referéndum sobre la permanencia de Evo en el gobierno, donde el pueblo lo ratificó de manera apabullante al igual que en el último referéndum para aprobar la nueva Constitución Política del Estado Plurinacional, en vigencia.

En Ecuador, no menos el gobierno del Presidente Correa ha tenido que soportar las agresiones, de una oligarquía rancia y en su decadencia se resiste a retroceder ante el avance del pueblo ecuatoriano que dijo basta a tanto saqueo de sus riquezas naturales y las intervencionismo del imperio a través de sus base militares de Manta, como laboratorios espías no solo al Ecuador, sino contra toda América latina, como quedó demostrada su intervención, en el criminal ataque por parte del gobierno de Uribe, al campamento de las FARC en el mismo Ecuador y a espaldas del gobierno Ecuatoriano, asesinando a más de una veintena de seres humanos. Gracias a la nueva Constitución aprobada por amplia mayoría por los ecuatorianos, esa base no va más .De seguro el Ecuador seguirá transitando el camino de la liberación nacional por que su pueblo lo quiere así.

No podemos decir lo mismo de nuestros hermanos brasileños y argentinos, que si bien sus dos gobiernos son progresistas, están pataleando por complacer tanto al pueblo que los eligió como a los dueños de los grandes intereses transnacionales y para lograr solo eso y no una verdadera revolución o cambios importantes, tienen que hacer muchos malabarismos y tratar de administrar la crisis del sistema capitalista dentro de los parámetros de lo que es un verdadero gobierno democrático burgués. Sin embargo los pueblos brasileño y argentino en sus capas mas esclarecidas, en sus movimientos organizados por mejores días, no dejan ni dejaran de luchar, como única garantía de hacer avanzar un proceso que desemboque en verdaderos cambios en beneficio de las mayorías de estos países hermanos. Pronto lo veremos.

Hasta aquí hemos tocado a los procesos que van más adelante, en el discurso y en los hechos, no hay duda que en Venezuela, se juegan los éxitos o fracasos de los procesos de Bolivia y Ecuador en esta parte de nuestra América, esto no es ningún descubrimiento, son realidades de la lucha Norte-Sur y de lo que siga pasando en nuestros tres países mencionados, se correrán su suerte tanto Brasil, Argentina y los países que siguen deambulando, entre liberarse o seguir bajo el yugo imperial. Chile, Perú y Colombia, confiemos que en sus pueblos que continúan luchando.

Es donde los procesos avanzan a paso firme de vencedores, que es necesario y urgente blindarse contra el principal enemigo endógeno, La Burocracia insensible y satisfecha que se va anquilosando en los aparatos del Estado hasta conformar una poderosa fuerza que es capaz de torcer y hacer retroceder cualquier gobierno que no se avenga a sus enteres que van acumulando hasta convertirse en una nueva clase que usufructúa del poder y de los recursos del Estado, así lo demostró Troski, en su legendaria obra “la revolución traicionada”, cuando después de la muerte de Lenin, comenzó la persecución a los verdaderos revolucionarios en la URSS y fue el comienzo temprano para lo que el mundo vino a ver después con el derrumbamiento de la Unión Soviética , amen de los demás errores de la conducción de una burocracia que se convirtió en una casta que nada tenia que ver con los intereses del pueblo y la revolución de octubre. Así lo rememora el c. Alan Woods, gran estudioso del marxismo en su obra “Bolchevismo el camino a la revolución”, si bien esto es historia, pero de ella hay que aprender.

Es contra este mal que junto al principal, los enemigos de clase, que los pueblos van hacia la construcción de un verdadero socialismo, que vaya atacando la causa principal del capitalista, su sistema de acumulación del capital que es la base en que sustenta el individualismo del hombre, convirtiéndolo en enemigo del propio hombre por su angurria de tener mas, sin importarle que otro escupa sangre para que él viva mejor. Esto es básico, pero siempre tendremos que recordarlo, pues fomentar la “iniciativa privada”, sea chica, mediana y peor grande, es construir con cualquier cosa, menos socialismo.

Se notan los esfuerzos que hacen los gobiernos de estos tres países que mencionamos pues van mas adelante en la liberación nacional, por dar mayor participación al pueblo, para que nombre candidatos, para que revoque a sus dirigentes, para que se organice y lo mas importante que se beneficie de las medidas del gobierno, pero está faltando lo fundamental. No es suficiente, nombrar a originarios, u obreros, o mujeres y campesinos como ministros, o en reparticiones del Estado y decir que estas clases ya son gobierno. Será palpable que la clase mayoritaria y postergada, humillada de un país, está en el gobierno y luego en el poder, cuando esa clase tenga el poder de decidir, no solo quien la gobierna, sino que participe en los mecanismos de control y decisión en las políticas de su gobierno, eso es dar el poder al pueblo participar decidiendo, no las pegas, sino el que hacer y como hacer y un paso muy importante hacia esa meta es la cogestión obrera en todas las empresas y dependencias del Estado.

Esto no solo debe ser tarea del sindicato organizado, debe ser una actitud revolucionaria de los conductores de los tres procesos mencionados, como garantía contra la corrupción y la burocratización, que es capaz de comerse cualquier proceso, para lamento tardío de quienes hoy pueden evitar por omisión o temor al pueblo, para que el destino sea la revolución y no la reversión de los procesos en marcha. Además este tipo de control social democrático y revolucionario y orgánico, será un eficiente parachoques contra las crisis del capitalismo que azota a nuestros pueblos.

José Justiniano Lijerón es ex Dirigente de la Central Obrera Boliviana (COB)