20/4/2009

El monstruo del Pentágono en el espejo

Eric Stoner :Traducido del inglés para La Haine por Felisa Sastre]
El gasto militar de EE.UU. eclipsa al de China y es igualmente opaco y engañoso

Con la publicación a finales de marzo del informe anual sobre la potencia militar de China, el Pentágono cumple su misión de mantener viva la amenaza roja.
El presupuesto oficial militar de China ha subido a 60.000 millones de dólares, con un incremento del 28 por ciento sobre el del año pasado, pero los altos responsables estadounidenses alertan de que la cifra real se encuentra entre los 105.000 y 150.000 millones de dólares anuales.
Sin una brizna de ironía, el informe expresa preocupación sobre “los objetivos a los que se van a dedicar la actual potencia militar china y la próxima” y sugiere que Pekín podría incluso hacer uso de sus fuerzas armadas “para garantizar el acceso a los recursos naturales o reclamar territorios en disputa”.


¿Les suena familiar? Bueno, Washington aparentemente necesita recordar el principio moral básico de la universalidad: Lo que es malo que hagan otros debe ser malo también para nosotros.

En febrero, el gobierno de Obama exigió la descomunal cantidad de 664.000 millones de dólares para el ejército estadounidense en el próximo año fiscal- más de diez veces el presupuesto oficial de China-. De hecho, según el Stockholm International Peace Research Institute, Estados Unidos gasta aproximadamente la misma cantidad anualmente “en defensa” que el resto de los países del mundo en su conjunto.

Y de la misma manera que China, Washington no ofrece transparencia alguna en relación con estas cantidades. Muchos gastos que el ciudadano medio consideraría relacionados con la defensa- como la financiación del departamento de Seguridad Interior, el de ex combatientes, el de mantenimiento de las reservas de energía nuclear, la ayuda militar a países aliados y la parte correspondiente del pago de intereses de la deuda nacional atribuibles al gasto militar del pasado, se ocultan en otras partidas del presupuesto federal. Cuando se suman todos esos gastos extra, el presupuesto militar no oficial de Estados Unidos supera el billón de dólares.

Para dejarlo claro, Robert Higgs, miembro destacado del Independent Institute, ha dejado escrito, “Una regla básica de cálculo es tomar el presupuesto del Pentágono (siempre bien difundido) y duplicarlo”.

Y ¿Quién fuera de nuestras fronteras diría que los “objetivos” de los militares estadounidenses son benéficos o que la invasión de Iraq no tiene nada que ver con las “reservas naturales?”. Sería difícil para cualquiera tomarse en serio ese argumento mientras nuestros soldados ocupan dos países y bombardean semanalmente un tercero con aviones sin piloto.

La verdad es que las enormes sumas dedicadas por Estados Unidos y China para futuras guerras son un derroche trágico de unos recursos limitados, en especial dadas las aceleradas crisis financiera y ecológica a las que nos enfrentamos. Los secretos deben ser desvelados.

¿Queremos gastar más en aviones de combate F-35 – con un asombroso coste de 100 millones de dólares por avión- o utilizar ese dinero en comida y hogar para los millones empujados a la pobreza por causa del colapso económico? ¿Queremos gastar otros 2.000 millones mensuales durante los próximos 5 o 10 años para la guerra en Afganistán o deberíamos invertir ese dinero en seguir las investigaciones sobre energías alternativas y construir una red de líneas de trenes de alta velocidad por todo el país? Está claro que no podemos tenerlo todo.

El senador Barney Frank es el único de nuestros legisladores en la colina del Capitolio dispuesto a abordar este asunto. Durante meses, ha estado insistiendo incansable en recortar un 25 por ciento el presupuesto militar. Mientras la mayoría del Congreso considera su propuesta radical, el presupuesto del Pentágono podría sufrir una reducción del 40 por ciento y su financiación quedaría al nivel del último mandato presidencial de Clinton, gracias a la borrachera de gastos bélicos de los ocho años de Bush.

Hasta que Estados Unidos reconozca al monstruo en el espejo y comience a recortar drásticamente su abultado presupuesto militar, la retórica altisonante sobre la necesidad de una relación diferente y más respetuosa con el resto del mundo seguirá sonando a palabras celestiales.

Y si China debe reducir sus gastos militares, Estados Unidos, máxima potencia militar en el mundo debe predicar con el ejemplo.

* Eric Stoner es un periodista independiente de Nueva York, colaborador de Foreign Policy In Focus. Sus artículos han aparecido en The Guardian, Mother Jones y The Nation. Su dirección es ericstoner.net

ZNet, 15 de abril de 2009