PROGRAMA DE LA REVOLUCIÓN
Por Nubia Piqueras Grosso. Copyrigth Redacción digital Prensa Latina, 2008

"El problema de la tierra, el problema de la industrialización, el problema de la vivienda, el problema del desempleo, el problema de la educación y el problema de la salud del pueblo; he ahí concretados los seis puntos a cuya solución se hubieran encaminado resueltamente nuestros esfuerzos, junto con la conquista de las libertades públicas y la democracia política."
(Fidel Castro Ruz, en “La Historia me Absolverá”)

LA TIERRA
En el juicio por los sucesos del Moncada, Fidel dejó bien claro que para la solución de los problemas del país, era necesario transformar radicalmente su estructura agraria. Cinco meses después del triunfo revolucionario, el 17 de mayo de 1959, fue promulgada en el territorio de la Sierra Maestra la Primera Ley de Reforma Agraria.

De un tirón, más de 415 mil caballerías (el 60 por ciento de las fincas agrícolas) pasaron a manos de quienes realmente trabajaban la tierra. Surgió en los campos cubanos la cooperativa que empleó a miles de personas, antes parias sin empleos.

Se proscribió para siempre el latifundio; los realengos, propiedad del Estado, fueron distribuidos entre los campesinos y las tierras arrendadas pasaron a ser propiedad de quienes realmente las trabajaban. Se estableció que la propiedad de la tierra solo podía ser adquirida por ciudadanos cubanos o sociedades formadas por nacidos en el país.

El campesino, además de la garantía de tener su tierra, precios justos para sus productos y créditos necesarios para sus cosechas, recibió los grandes beneficios de una política nueva para los cubanos en general y en todos los órdenes: educación, salud, seguridad social y derechos civiles.

LA VIVIENDA
La revolución heredó 200 mil bohíos y chozas; 400 mil familias del campo y de la ciudad vivían hacinadas en barracones, cuarterías y solares sin las más elementales condiciones de higiene y salud; 2 millones 200 mil personas de la población urbana pagaban alquileres que absorbían entre un quinto y un tercio de sus ingresos.

El negocio del alquiler de casas era una de las formas más graves de explotación que padecía el pueblo por los precios exorbitantes que se imponían, siempre inalcanzables para la clase trabajadora.

La Ley de Reforma Urbana del 14 de octubre de 1960 implementó legalmente el camino hacia soluciones que clamaba el pueblo: la eliminación de la explotación de los rentistas, el traspaso de la propiedad de la vivienda a sus ocupantes legítimos mediante el pago de mensualidades del antiguo alquiler y por precios bajísimos, fueron conquistas inmediatas del pueblo.

Sus por cuantos constituyen el reflejo fiel de lo que fuera el sistema inmobiliario urbano en Cuba antes de 1959. En los mismos se resalta que la crisis de la vivienda constituye un problema universal, haciéndose particularmente agudo en los países subdesarrollados como Cuba, donde se destaca la influencia de factores especulativos y el olvido de la función social de la propiedad.

Igualmente, se advierte que el precio de los terrenos urbanos alcanzó cifras elevadísimas, separando aún más a las clases sociales. Las mejores áreas urbanas, por sus prohibitivos costos, se hicieron exclusivas de las clases privilegiadas; mientras que la parte más humilde del pueblo, se hacinó a las orillas de las cañadas, en los terrenos más insalubres.

LA EDUCACION
Antes de 1959 a las escuelas públicas del campo asistían descalzos, semidesnudos y desnutridos menos de la mitad de los niños de edad escolar y muchas veces era el maestro quien tenía que adquirir con su propio sueldo el material necesario. Un gobierno revolucionario procedería a la reforma integral de la enseñanza.

La Revolución acometió de inmediato el cumplimiento del Programa del Moncada y en 1961, Cuba, país en el que el 30 por ciento del campesinado no sabía ni firmar, se declaraba Territorio Libre de Analfabetismo.

Los cuarteles se convirtieron en escuelas; lujosas mansiones abandonadas por la burguesía en su huída hacia el Norte albergaron a jóvenes becarios, y el paisaje de campos y ciudades cambió con la presencia de confortables instalaciones en las que se aplicaron las ideas martianas sobre la enseñanza.

Con la nacionalización de los centros escolares privados se ampliaron las posibilidades de acceso gratuito a la educación y por vez primera hijos de obreros y campesinos acudieron masivamente a las aulas universitarias favorecidos por un extenso plan de becas.

Cuba, según un estudio de la Oficina Regional de la UNESCO para América Latina que incluyó a 12 países, resultó la más destacada. El 80 por ciento de los maestros poseen nivel universitario; el 98 por ciento de la población infantil hasta los cinco años, y entre los seis y 14 está escolarizada mediante un programa comunitario educativo.

Asimismo el 82 por ciento de la fuerza laboral está graduada de obrero calificado, técnico de nivel medio o universitario; de un segundo grado de escolaridad en 1959 alcanzamos hoy un noveno, con incremento notable hacia el duodécimo.

LA SALUD
Una mirada a la situación de la salud pública imperante al triunfo de la Revolución muestra un cuadro sanitario caracterizado por tétanos, difteria, sarampión, tosferina, poliomielitis, tuberculosis y otras enfermedades.

Los niños morían principalmente a causa de la gastroenteritis y de enfermedades respiratorias. La tasa de mortalidad infantil era superior a 60 por mil nacidos vivos y una expectativa de vida de apenas 60 años, para una población en 1959 de alrededor de 6 millones y medio de habitantes.

El país contaba con unos seis mil médicos, concentrados fundamentalmente en la capital y cabeceras de provincias, con un presupuesto estatal de salud de tres pesos per cápita.

Tras 50 años la tasa de mortalidad infantil se ha reducido a 5,3, al cierre de 2008.

Los expertos reconocen que entre los factores que han contribuido a este favorable indicador de mortalidad infantil se encuentra, en primer lugar, la voluntad política del Gobierno revolucionario de proteger y atender la salud del pueblo, en especial de la madre y el niño.

Por otra parte la esperanza de vida al nacer es hoy de más de 75 años, al tiempo que el programa de vacunación abarca 13 enfermedades, con una cobertura que sobrepasa el 98 por ciento de los niños.

Cuba posee un sistema de salud universal, accesible y gratuito para toda la población, sustentado en una amplia red de centros asistenciales e instituciones de atención primaria, con el médico y enfermera de familia que, junto a las campañas de promoción y prevención sanitaria, permiten hoy alcanzar una cultura popular de salud.

A esto se suma la existencia de 22 escuelas de medicina por solo una en 1959, incluida la Latinoamericana; y el hecho de que los médicos cubanos escriben gloriosas páginas de solidaridad en África, Asia, Latinoamérica y el Caribe. Todo ello complementa una de las grandes obras de la Revolución Cubana.

EL EMPLEO
El desempleo era uno de los problemas fundamentales que se proponía resolver el Programa del Moncada.

Cuba, con una población de cinco millones y medio de habitantes (1953), tenía más desocupados que Francia e Italia. Un millón de personas económicamente activa se encontraba sin trabajo. Cientos de miles de hombres y mujeres no hallaban una plaza que les permitiera ganar honradamente el sustento familiar.

La mayoría de los obreros industriales y braceros no cobraban pensión por haberse jubilado, pues había tal nivel de corrupción que el presupuesto devenía un desfalco sistemáticamente.

Médicos, ingenieros, abogados, veterinarios, maestros y profesores, periodistas y pintores, profesionales de las más diversas ramas, salían de las aulas con sus títulos para encontrarse en un callejón sin salida.

Quizás en más precaria situación se hallaban unos 100 mil agricultores pequeños que vivían y morían trabajando una tierra jamás suya, pagando impuestos en especie cuales siervos feudales, además, bajo permanente amenaza de desalojo.

Al triunfo de la naciente Revolución, el gobierno garantizó empleo a todos los ciudadanos gracias a la proscripción del latifundio, la entrega de la tierra a quienes la trabajaban, la nacionalización de una industria que estaba casi por completo en poder de empresas transnacionales y de otras medidas.

Sin embargo, en estos 50 años los niveles de empleo han fluctuado. La agresión económica imperialista, la desaparición del socialismo en Europa Oriental y la desintegración de la Unión Soviética hicieron que Cuba entrara en el llamado Período Especial, en el cual el nivel de los puestos laborales disminuyó drásticamente.

A pesar de ello, ni una sola persona quedó desamparada, pues el Gobierno revolucionario dio muestras de asombrosa capacidad de maniobra e invariable voluntad política en favor de las masas populares.

En 1995 Cuba registraba una tasa de desempleo de 8,5 por ciento. Luego de una tangible recuperación, esta cifra descendió a 1,6 por ciento, la más baja de América Latina y el Caribe. Este índice logrado al cierre de 2008 también coloca a la Isla grande entre los países con menos desempleo a nivel mundial.

LA INDUSTRIALIZACION
En sólo siete años la dictadura de Fulgencio Batista dilapidó las reservas monetarias del país. Más de 513 millones de dólares se esfumaron de sus arcas, en las cuales la Revolución encontró, el 1 de enero de 1959, sólo 84 millones y una deuda pública superior a los 788 millones de dólares.

Esta situación era el resultado de una política económica ajena por completo a los fines del desarrollo y dirigida a expansionar los ingresos personales a costa de la deuda pública y de las reservas financieras del país.

Por ello, mientras el ingreso pasaba de mil 610 millones de dólares a tres mil 320 millones entre 1950 y 1957, el crecimiento económico que ello pudo significar, se diluyó en una realidad muy diferente.

Se hizo evidente el dominio de Estados Unidos sobre la Isla, al controlar el sector exportador fundamental -la industria Azucarera-, la generación de electricidad, las comunicaciones, el abastecimiento de combustibles y en medida importante el crédito bancario.

Continuaba predominando la agricultura en la economía debido a que la industria azucarera, la más importante, constituía una producción primaria de base agrícola, y el resto del parque fabril era poco significativo aún cuando su volumen, en esa época, era superior al de otras naciones latinoamericanas.

Esa situación se agravaba por la permanente crisis que padecía la industria azucarera desde los años 30 y la existencia de una agricultura extensiva y latifundiaria tanto en las propiedades de los hacendados nacionales como en la de las empresas extranjeras.

Además, la economía, totalmente abierta pues a cada peso de producción bruta correspondían 25 centavos de insumos importados, estaba atada a la monoexportación azucarera, que representaba el 80 por ciento de las ventas del país.

Esta situación empeoraba por cuanto el 70 por ciento de esa producción sólo se dirigía a Estados Unidos, lo cual hacía sumamente frágil a la economía cubana ante cualquier eventualidad en los mercados internacionales.

A partir del triunfo revolucionario se crea la base material para romper la dependencia de los Estados Unidos y diversificar la economía.

En mayo de 1960 la Revolución interviene las refinerías extranjeras ante su negativa de importar y procesar petróleo con el objetivo de paralizar la economía cubana, y comienza a procesar el crudo suministrado por la Unión Soviética.

Como represalia el gobierno yanqui reduce la cuota de azucarera en el mercado de ese país, y Cuba responde nacionalizando las principales empresas norteamericanas.

A partir de ese momento la producción de combustible y de energía eléctrica, los servicios telefónicos y casi el 40 por ciento de la producción azucarera pasó a manos de la nación cubana. Posteriormente la Revolución nacionaliza la banca norteamericana y sus funciones las asume el Banco Nacional.

La burguesía nacional rechaza estas medidas por su identidad de intereses con el imperialismo y comienza a sabotear la economía del país. Esta actitud contribuyó a acelerar el proceso revolucionario, y el 13 de octubre de 1960 se nacionaliza el gran capital y la banca nacional, además de la extranjera.

A partir de esa fecha pasan a manos del pueblo y cesa la explotación en cerca de 400 empresas de diversas ramas.