D- La Primera Guerra Mundial y Oriente Próximo
La I Guerra Mundial significó el fin del Imperio Otomano tras más de 6 siglos de existencia. Al estallar guerra y alinearse el Imperio Otomano junto a los Imperios centrales, tratará de despertar el apoyo de las poblaciones árabes acudiendo al discurso religioso, mientras los aliados de la entente comprendiendo las tendencias emancipadoras y nacionalistas que desde el siglo anterior se venían gestando en el Mundo Árabe, utilizarán el discurso político recogiendo el mensaje de los acuerdos del Congreso Árabe de París de 1913, cuyas reivindicaciones tenían un marcado carácter nacionalista árabe. Para ello las potencias europeas recurrirán al ala más conservadora del movimiento nacional árabe. La correspondencia entre el comisario británico en Egipto Mc Mahon y el Jerife Hussein, guardián de La Meca y de gran influencia entre los clanes del Hidjaz, se cristaliza en la promesa británica de independencia a los árabes. La gran revuelta árabe contra el Imperio Otomano fue proclamada el 10 de Junio de 1916.

Sin embargo, al finalizar la guerra las potencias europeas traicionaron a sus aliados árabes en la I Guerra Mundial y aplicaron los acuerdos que negaban la independencia árabe. En primer lugar, los acuerdos Sykes-Picot (mayo de 1916) que repartían el Oriente Próximo en zonas de influencia europea entre Francia y Gran Bretaña, en segundo, la llamada Declaración Balfour, en que el ministro de Relaciones Exteriores británico prometía al Movimiento Sionista un hogar nacional judío en Palestina.

Los acuerdos Sykes-Picot cobraron plena vigencia, siendo incluidos en los Tratados de Versailles (1919), en Sevres y San Remo(1920) y Lausana(1923), además en las decisiones de la Sociedad de las Naciones entre 1922 y 1924, mediante el sistema de Mandatos. Siria y el Líbano quedaron bajo dominio de Francia e Irak y Palestina bajo el dominio de Gran Bretaña. Con ello, el Imperio Otomano desaparece, quedando Turquía confinada a Anatolia y una reducida porción de Europa, mientras producto de una rebelión interna cae definitivamente el Califato.

En los territorios que quedan bajo su tutela, Gran Bretaña mantendrá un gobierno directo (Protectorado) sobre Palestina para poder aplicar la Declaración Balfour, y creará el Principado de Transjordania (actual Jordania) poniendo en el trono a Abdallah, hijo de Hussein, mientras en Irak ubica a su otro hijo, Feisal, quién había sido expulsado por los franceses de Siria, de esta manera ambos países quedaban sometidos a la dinastía Hachemita y bajo el Mandato inglés.

La Declaración Balfour (1917) es una carta del ministro de Exteriores británico, Sir Arthur Balfour dirigida a Lord Lionel Rotschild, presidente de la Federación Sionista de Gran Bretaña, prometiendo un hogar nacional judío en Palestina y es el resultado de la gran influencia de los capitales financieros sionistas en el Gobierno británico y la reciprocidad de intereses entre ambos. Ello explica que en Palestina el Gobierno británico haya permitido y facilitado la masiva emigración judía desde Europa, reprimiendo las sucesivas protestas y revueltas palestinas, hasta dejar la cuestión en manos de las Naciones Unidas en 1947.

Gran Bretaña había recibido el control de Palestina -abriendo la puerta a la aplicación de la Declaración Blafour- gracias al Tratado de Versalles*, el cual fue establecido, más tarde y como hecho consumado, por la Sociedad de Naciones en 1919. Herbert Samuel, quien había participado en la Declaración de Balfour, fue nombrado primer Alto Comisionado en Palestina. Como hemos mencionado, durante la Primera Guerra Mundial, los británicos habían hecho dos promesas sobre sus territorios en Oriente Medio. En primer lugar, prometieron a los árabes de la región, a través de su agente Lawrence de Arabia, que obtendrían la independencia para crear un Estado árabe unido, que abarcaría todo Oriente Medio. Pero los británicos también habían prometido que se crearía en Palestina un "hogar nacional" para los judíos europeos, tal como había sido establecido en la Declaración de Balfour en 1917.

Francia e Italia recibieron con reticencias la Declaración Balfour, pues eran favorables a la internacionalización de Palestina. Alemania, para no perder los apoyos sionistas con que contaba desde principios de la guerra, hizo su propia declaración en favor de la «implantación judía en Palestina», a través de una «instalación sin restricciones» y de un régimen de autogobierno, para proceder al «libre desarrollo de su civilización».

El Tratado de Versalles y Declaración Balfour
* El Tratado de Versalles es un tratado firmado el 28 de junio de 1919 entre los Países Aliados y Alemania en el Salón de los Espejos del Palacio de Versalles, que puso fin oficialmente a la Primera Guerra Mundial (llamada entonces La Gran Guerra).

* Texto de la Declaración Balfour:
Foreign Office,
2 de noviembre de 1917.
Estimado Lord Rothschild,:

Tengo el placer de dirigirle, en nombre del Gobierno de Su Majestad, la siguiente declaración de simpatía hacia las aspiraciones de los judíos sionistas, que ha sido sometida al Gabinete y aprobada por él.

«El Gobierno de Su Majestad contempla favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y hará uso de sus mejores esfuerzos para facilitar la realización de este objetivo, quedando bien entendido que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina ni los derechos y el estatuto político de que gocen los judíos en cualquier otro país.»
Le quedaré agradecido si pudiera poner esta declaración en conocimiento de la Federación Sionista.
Sinceramente suyo,
Arthur James Balfour

En junio de 1922, la Sociedad de Naciones estableció oficialmente el Mandato británico en Palestina. Era una resolución en la que se recordaba a Gran Bretaña sus responsabilidades y obligaciones respecto a la administración de Palestina, incluyendo "asegurar el establecimiento de un hogar nacional judío", y "salvaguardar los derechos civiles y religiosos de todos los habitantes de Palestina". El documento que definía las obligaciones británicas era una copia del texto de la Declaración de Balfour sobre el establecimiento del hogar nacional judío. Muchos artículos de aquella resolución, aprobada por las potencias vencedoras en la I Guerra Mundial, especificaban acciones para apoyar la inmigración judía europea a Palestina.