D- La fundación del Estado de Israel y Al-Nakba
El 15 de mayo de 1948, se expiró el Mandato británico en Palestina, pero un día antes de la salida del alto comisario británico en Palestina, el 14 de mayo, David Ben Gurión – nacido en Polonia en 1886- leyó la declaración del nacimiento del Estado de Israel, y abrió la puerta a la llegada masiva de colonos judíos de Europa a Palestina. El 5 de julio de 1950, Israel sancionó una ley que otorgaba a los judíos residentes en cualquier parte del mundo el derecho de emigrar a Palestina, si bien la inmigración masiva había ya comenzado anteriormente. De hecho más de 250.000 judíos sobrevivientes del Holocausto emigraron a Israel tras la II Guerra Mundial. Cabe añadir que la declaración del nacimiento del Estado de Israel es conocida en el país como “Declaración de Independencia” de la colonización británica.
Tras la lectura que hizo Ben Gurión, el Estado de Israel fue reconocido inmediatamente por Estados Unidos y la Unión Soviética.
Lo que los sionistas llaman su día independencia de Gran Bretaña, para los palestinos es el día de Al-Nakba, es decir el Desastre. Así, La proclamación del Estado de Israel en 1948 ha quedado asociada en la memoria colectiva de los pueblos árabes -particularmente del palestino- a Al Nakba, el Desastre, simbolizado por la pérdida de Palestina.Antes, durante y después del establecimiento de Israel, el pueblo palestino ha sido víctima de un plan premeditado de violencia y terror por parte de las fuerzas sionistas que determinó que más de 400 localidades palestinas fuesen desalojadas con el objetivo de hacer realidad
el primer gran mito fundacional del Estado de Israel: que Palestina era una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra.
Como acabamos de mencionar, en mayo de 1948, la comunidad de colonos judíos en Palestina declaró unilateralmente la creación del Estado de Israel, acto que desencadenó la intervención militar de los países árabes vecinos – que a penas acababan de conseguir su independencia- en apoyo a los palestinos.
A raíz de esta primera guerra árabe-israelí, el Estado judío no sólo resistió a la intervención árabe en defensa de los palestinos, sino que provocó la salida de gran parte de la población palestina que quedaba en el territorio designado por la ONU y amplió la superficie de su territorio más allá de lo previsto en el Plan de Partición. Israel aprovechó además la desarticulación de la sociedad palestina provocada por el éxodo y la guerra.
En ese momento, casi el 77% de la superficie de Palestina queda en manos de Israel, mientras los territorios palestinos de Cisjordania y Gaza (22-23% de la superficie de Palestina) quedarían administradas por Jordania y Egipto respectivamente; se frustraba la creación de un Estado árabe en Palestina, y la ciudad de Jerusalén quedaba dividida.
El nuevo Estado judío se alineó pronto con las potencias europeas frente al nacionalismo árabe (guerra del Canal de Suez en 1956); ganándose su apoyo político y económico. Además, a raíz del genocidio nazi, afirmó su razón de ser al declarar Israel como único refugio seguro para todos los judíos del mundo.
Durante las primeras décadas Israel se consolidó como Estado y promovió la instalación masiva de judíos en Palestina. En cambio, a raíz de la guerra, los palestinos vieron frustrado su derecho a disponer de un Estado propio. Dispersos entre varios países y divididos, internamente su actuación casi se limitó a algunos hostigamientos poco eficaces contra Israel.
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