La última entrevista de Pablo Milanés y cuatro opiniones sobre este tema

"El socialismo cubano se ha estancado"

Calentando motores para una gira que arranca el 16 de febrero en Madrid, el artista señala que "este socialismo dio todo lo que iba a dar, estamos paralizados y tenemos que hacer reformas"
CARLOS FUENTES - MADRID - 29/12/2008 08:00

Es hora de siesta, pero Pablo Milanés (Bayamo, 1943) responde con brío desde Vigo. Está de nuevo en España, ahora a la espera de ser papá de gemelos (y ya tiene seis hijos) y calentando motores para una gira que arranca el 16 de febrero en Madrid. Responde resuelto, habla sin tapujos de Cuba, del momento histórico que se avecina. Y considera agotada la etapa de los hermanos Castro. "Este socialismo dio todo lo que iba a dar, estamos paralizados y tenemos que hacer reformas".
¿Cómo lleva vivir sin La Habana?
Terrible, la verdad. Ya llevo un mes aquí y nunca me había separado más de veinte días de La Habana. En cuarenta años de oficio no recuerdo haber estado un mes fuera. Y me siento muy extraño, tengo mucha nostalgia, voy aquí a la playa de Samil, pero no es lo mismo que el malecón de La Habana.

¿Ha sido la nostalgia una fuente de alimentación para su canción?
Sí, esa nostalgia está perenne en mi obra y se manifiesta a veces de forma indirecta, pero siempre se manifiesta. Es una característica del isleño.
Ya lo cantó: "El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos".
Y amo a esta isla, soy del Caribe esas características no se pueden obviar ni al hablar, ni al reír, ni al disfrutar; ni siquiera cuando sufres o eres pasional. Todo tiene que ver con lo isleño

La parálisis dirigente
Hábleme de su isla, ¿cómo ha dejado Cuba?
Bastante mal. Después de tres ciclones, una crisis que no se acaba de solucionar y unos dirigentes que no hacen nada por sacar adelante el país nuevamente en medio de esta parálisis. Si a esto se agrega la crisis mundial, pues estamos bien arreglados.

¿No confía en que Raúl Castro dé un paso hacia delante?
Yo no confío ya en ningún dirigente cubano que tenga más de 75 años porque todos, en mi criterio, pasaron sus momentos de gloria, que fueron muchos, pero que ya están listos para ser retirados. Hay que pasar el testigo a las nuevas generaciones para que hagan otro socialismo, porque este socialismo ya se estancó. Ya dio todo lo que podía dar, momentos de gloria, cosas imperecederas que aún perviven en la memoria y en los hechos cotidianos del cubano, pero tenemos que hacer reformas en muchísimos frentes de la Revolución, porque nuestros dirigente ya no son capaces. Sus ideas revolucionarias de antaño se han vuelto reaccionarias y esa reacción no deja continuar, no deja avanzar a la nueva generación que viene implantando un nuevo socialismo, una nueva revolución que hay que hacer en Cuba.
Y a esos viejos revolucionarios, ¿la historia los absolverá?
Sí, creo que sí. Simplemente deben retirarse, pero no creo que haya que juzgarlos por nada. Hicieron lo que tenían que hacer en su tiempo. Simplemente, ahora no están haciendo lo que deben hacer.

¿Qué es lo más triste que contempla usted?
Es tal la situación que está viviendo el cubano que ya no puede vivir más de promesas. Las conquistas antiguas están ahí. Hay que ir hacia nuevas conquistas. Se logran con nuevos pensamientos y una dinámica nueva que [los dirigentes] no son capaces de ejercer . Estamos paralizados en todos los sentidos, hacemos planes para un futuro que nunca acaba de llegar.

Nueva conquistas
Lo que causa resignación y desasosiego en las nuevas generaciones
No solamente el desasosiego. Los jóvenes cubanos se forman de un modo muy hermoso, pero luego tienen que emigrar para proyectar lo que estudian. Es muy triste porque ni siquiera un exilio político, sino un exilio económico por las pocas condiciones que hay en nuestro país. Que se divida la familia, que se cercene esa relación filial es absolutamente inadmisible en estos momentos.
Hace días, Wendy Guerra escribió sobre la caída de estereotipos; ya es políticamente correcto tener amigos gays, ya no hay represión brutal como en los primeros años de la Revolución
No es tan brutal, pero tampoco es tan abierta. Hace quince años deciqué la canción Pecado original a mi director artístico, que es gay. En esencia esa realidad no ha cambiado todavía. Hay que ir más allá, pasar de las palabras a los hechos. Todavía hay mucho prejuicio contra los homosexuales en Cuba.
También con el turismo sexual, en el que los españoles son campeones
Turismo sexual hay en todas partes del mundo. Cuba destacó por una imagen inmaculada ante los ojos del mundo y cuando empezó a ser un país normal, como todos, parecía que se caía el mundo. Prostitución hay en todas partes, y mucho más corrupta que la que existe en Cuba. Simplemente, la imagen de Cuba se ensució, entre comillas, ante la imagen que daban admiradores, entre comillas, de la Revolución.

Canción y Régimen
¿Qué influencia tiene esta trayectoria política en la poética cubana?
Puedo hablar por mí: en Regalo, mí último disco, manifiesto todo mi pensamiento actual sobre la situación cubana e internacional. No es que el artista deba expresarse siempre en estos términos, pero si sus canciones tienen un ápice de realismo y dignidad hay que retratar el momento en el que vive. Así como expresamos la gloria que vivimos en un momento, también debemos expresar lo que estamos sufriendo ahora. Pero hay que tener valor, en primer lugar, y hay que tener dignidad y entereza para poder afrontar la situación que atraviesa Cuba ahora. Mucha gente tiene miedo a hablar porque hay un sistema detrás de censura, de represión callada y oculta que no te permite hablar libremente y que hay que echar abajo ya, cuestionarlo de un modo radical. Son cosas que se han venido planteando anteriormente, inclusive por la dirigencia cubana, pero no se han llevado a cabo.

¿Es necesario un dictador para que haya canción de autor?
No, hombre, no. Eso es una barbaridad. Esa pregunta que usted me ha hecho es una barbaridad. No hacen falta dictadores en ningún lugar para nada.

Buena Vista Social Club
Política aparte, Cuba sigue de moda. Ha vuelto el bolero...
En Cuba tenemos un defecto: olvidamos las expresiones que nos han antecedido. Y dos de ellas han sido el filin y la canción tradicional. En 1981 empecé a recuperar el bolero filin y en 1982 inicié la serie Años, que ya tiene seis discos. En aquel momento, esa música estaba completamente olvidada. No quiero decir que todo sea gracias a mí porque sería demasiado pretencioso, pero no hay duda de que fui el primero en tratar de reconquistar esos valores que se habían perdido y que estaban olvidados.
Tuvieron que ir un guitarrista norteamericano y un productor inglés a grabar Buena Vista Social Club. ¿Cómo le sentó?
Indudablemente muy mal, porque yo estaba haciendo pobremente, de manera muy artesanal, todo ese trabajo que anteriormente no había sido reconocido. De hecho, a día de hoy aún no ha sido reconocido.
Al menos, Buena Vista permitió una vejez cómoda a muchas leyendas
Sí, la vejez que siempre debieron haber tenido.
Que era imposible en Cuba
Fueron completamente olvidados.

EEUU
¿Alberga esperanzas en la presidencia de Barack Obama?
Sí, cómo no. Soy un ciudadano negro y que Estados Unidos haya tenido una ley de derechos civiles conquistada en los años 60 y que, menos de 40 años después, ya tenga un negro presidente es tanto o más que lo que hemos logrado nosotros en Cuba, donde los negros aún no tienen ni poder real ni verdaderas oportunidades. Es una vergüenza que en Estados Unidos haya un presidente mestizo no hayan ejercido el poder en estos cincuenta años.
Medio siglo también tiene el bloqueo, muchas veces utilizado como mera excusa
El bloqueo tiene dos caras: realmente nos ha afectado durante 50 años, pero está la otra cara, el auto-bloqueo, que hemos utilizado como una emergencia para defendernos de nuestros errores en determinados momentos.

Epílogo
En una de sus últimas canciones
Quisiera que me preguntaras por algo artístico, parezco un ministro en lugar de un cantante.
En Suicidio esboza a un creador que está en el ocaso
No es que esté en el ocaso, más bien está decepcionado por todo lo que ocurre a su alrededor.

¿Es una canción autobiográfica?
Sí, totalmente autobiográfica.

¿Y siente Pablo Milanés que le quedan pocas cosas por contar?
No, me quedan muchas por contar. Cuando canto cosas negativas parece que v

Perlas informativas del mes de diciembre 2008
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=78583



Pascual Serrano / Rebelión
Parezco un ministro
El 29 de diciembre, Público ofrece una entrevista al cantautor cubano Pablo Milanés, que se encuentra en España. De un total de 21 preguntas, la mitad son sobre política cubana. El propio Milanés le debe decir al periodista “Quisiera que me preguntaras por algo artístico, parezco un ministro en lugar de un cantante”. Pero además de la mitad de preguntas sobre la política cubana, otras cinco son sobre la política musical del gobierno cubano. Aparte hay dos preguntas de introducción sobre cómo le va en España y tan solo tres preguntas –recordemos que de 21- sobre su música. ¿Se imaginan esos mismos porcentajes sobre la política de República Dominicana si el entrevistado fuera Juan Luis Guerra?

Tiempos nuevos en Cuba
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=78602


Ignacio Ramonet / Radio Netherland
Cuando se cumplen 50 años de la victoria de la revolución en Cuba, ¿qué balance se puede establecer de un acontecimiento que impactó, durante decenios, a toda América latina ? y ¿ cuales son los principales problemas que enfrenta hoy ese país ?

Los aspectos positivos del balance son conocidos, a veces espectaculares y relativamente fáciles de establecer : mejoras significativas en la lucha contra el racismo y contra el machismo; inmensos progresos en materia de educación y cultura; avances descomunales en lo que concierne a la salud, la reducción de la mortalidad infantil y el progreso sanitario en todos los conceptos (relativamente a su población, Cuba forma más médicos que cualquier otro país del mundo); triunfos impactantes en toda suerte de deportes y en todo tipo de competiciones; afirmación de la identidad cultural y nacional; solidaridad internacionalista contra el colonialismo, el neocolonialismo, el imperialismo y el racismo de Estado (sin la ayuda de Cuba, Angola, por ejemplo, no sería independiente, y el apartheid surafricano no se hubiese derrumbado); defensa de la soberanía nacional frente a medio siglo de hostigamiento y acoso estadounidenses…

Conviene recordar siempre, a la hora de juzgar a la revolución cubana, que este gran proceso de transformación social se ha desarrollado en una atmósfera de acorralamiento constante por parte de la principal potencia economico-militar. La cual ha usado de toda clase de métodos -abiertos y encubiertos- para intentar tumbar el proceso: atentados, terrorismo, subversión, campañas de propaganda, inoculación solapada de epidemias, leyes anticubanas, etc. Ningún país del mundo ha resistido a 50 años de agresión norteamericana, excepto Cuba.

Pero esa misma resistencia heroica ha tenido un costo no sólo económico, no sólo en términos de sufrimiento para los ciudadanos, sino político. Y éste no ha sido pequeño. Porque las autoridades de La Habana hicieron suyo el lema de Ignacio de Loyola, fundador de los jesuitas : «En una fortaleza asediada, toda disidencia es traición». Lo cual contribuyó a limitar mucho el debate interno, bajo los pretextos de «no darle armas al adversario» y de «no ser aliados objetivos del enemigo». Eso permitió también, a veces, convertir discrepancias naturales en herejías sancionadas.

Otro lema dominante: «Dentro de la Revolución todo, fuera de la Revolución nada». También se trocó, por momentos, en un dogma cómodo para excluir y normalizar, en la medida en que nadie había definido cual era exactamente el perímetro preciso de la Revolución.

Todo esto, sumado a las dificultades económicas, agravadas después de 1991 por la desaparición de la ayuda aportada por la Unión Soviética, multiplicó el descontento social y el número de disidentes políticos. Se aceleró el fenómeno de la emigración clandestina, sobre todo hacia Estados Unidos (unos dos millones de cubanos, 18% de la población de la isla, residen en ese país), y se acentuó la oposición política y su consiguiente contención (hay unos 200 presos por este motivo según Amnesty International).

En ese contexto, el grave accidente de salud padecido por Fidel Castro en julio de 2006 y su lógica retirada de la vida pública han conducido a la elección de Raúl Castro a la Presidencia en febrero de 2008.

En un primer tiempo, Raúl y su equipo se han dedicado a tres temas prioritarios: alimentación, transportes públicos y alojamiento. Tres dominios donde las carencias, las penurias y las disfunciones favorecen un malestar permanente de la población. En esos tres sectores, se han constatado algunos avances.

Por otra parte, las nuevas autoridades han estimulado un gran debate general en el que participaron más de un millón de cubanos para tratar de mejorar el funcionamiento de la economía y luchar contra el burocratismo y la corrupción. Numerosas críticas se emitieron contra algunos responsables y contra algunos funcionamientos del Estado socialista. Por ejemplo, Aurelio Alonso, subdirector de la muy oficial revista Casa de las Américas, no dudó en reprobar «una economía demasiado estatizada» ; en reclamar «una economía que deje espacios para otras formas de propiedad»; en denunciar «un sistema excesivamente estatizado, demasiado burocratizado con un nivel de participación popular demasiado limitado en la toma de decisiones de todo orden» ; y hasta en poner en causa «el papel del Partido que debería ser modificado, porque el Partido no puede dirigir al Estado, el pueblo es quien debe dirigir al Estado» [i] .


Alfredo Guevara, compañero de universidad de Fidel Castro, es uno de los históricos de la revolución, pero no es ciego ante las sombras. En recientes debates intelectuales ha criticado el deterioro de la enseñanza y la educación y ha abogado por la necesidad de "reinventar" el socialismo cubano e introducir cambios en el modelo, vitales para que la revolución sobreviva [ii] .

El cantante Pablo Milanés, uno de los artistas más emblemáticos de la revolución cubana, ha sido aún más radical en sus críticas : «Yo no confío ya en ningún dirigente cubano que tenga más de 75 años porque todos, en mi criterio, pasaron sus momentos de gloria, que fueron muchos, pero que ya están listos para ser retirados. Hay que pasar el testigo a las nuevas generaciones para que hagan otro socialismo, porque este socialismo ya se estancó. Ya dio todo lo que podía dar (…) Tenemos que hacer reformas en muchísimos frentes de la Revolución, porque nuestros dirigente ya no son capaces. Sus ideas revolucionarias de antaño se han vuelto reaccionarias. » [iii]

De ese debate franco y abierto ha salido una agenda de reformas deseadas por una mayoría de cubanos; y el nuevo equipo ha comenzado a ponerlas en práctica. Los transportes públicos han mejorado gracias a la importación de autobuses procedentes de China. En la agricultura, Raúl Castro es consciente de que la independencia alimentaria es una conquista fundamental sin la cual no puede haber soberanía política posible. Cuba importa cerca del 80% de lo que consume para su alimentación. Un gasto tanto más injustificado cuanto que más de la mitad de sus tierras fértiles están sin cultivar… Raúl Castro ha lanzado la consigna : «La tierra para aquellos que produzcan alimentos para todos». Esa es la prioridad. Y ya han empezado a entregarse hectáreas a campesinos voluntarios con la única obligación de producir y de contribuir a la soberanía alimentaria de la isla.

Otras medidas –reclamadas desde hace tiempo por la ciudadanía– han sido adoptadas igualmente. Todo cubano que posea pesos convertibles (CUC) puede por fin alojarse en hoteles que estaban hasta ahora reservados a los extranjeros. Lectores de DVD, computadoras, hornos de microondas, motos y teléfonos celulares están en venta libre. Los cubanos también podrán comprar y vender sus vehículos o sus apartamentos. De igual modo, el visado indispensable para poder viajar al extranjero podría suprimirse. Numerosas absurdidades administrativas, causadas por una excesiva burocratización, empiezan a desaparecer. La administración del Estado está siendo reestructurada, aliviada. Habrá menos ministerios y menos obstáculos administrativos para que la vida de los ciudadanos sea más normal y menos penosa. A cambio los cubanos están invitados a trabajar más ; y algunos servicios, gratuitos hasta ahora, podrían dejar de serlo.

En una reciente entrevista al diario Juventud Rebelde, Raúl Castro ha anunciado que los salarios serán menos igualitarios y corresponderán más al trabajo realizado ; también ha repetido que la gratuidad será suprimida en varios sectores; y ha revelado que una de sus tareas prioritarias consistía sencillamente en poner a los cubanos a trabajar: «Tenemos que eliminar gratuidades. Si queremos equilibrar los salarios en el justo papel que deben desempeñar, hay que, paulatinamente o simultáneamente, ir eliminando gratuidades indebidas, que fueron surgiendo por aquí y por allá ; y subsidios excesivos. (…) Tenemos que darle el verdadero valor al trabajo, y podemos quedarnos roncos hablando y predicando ese concepto, que si no tomamos las medidas para que las personas sientan la necesidad vital de trabajar para satisfacer sus necesidades, no acabaremos de salir de este bache.(…) Hay que trabajar, crear y ahorrar. Esa es la situación. Creo que se entenderá. Son verdades ; por duras que sean, nosotros no podemos edulcorarlas, tenemos que decirlas [iv] . »

En otras palabras, el comunismo deja de ser un objetivo. La realidad y la práctica han demostrado que no funciona. Y el pragmatismo impone una evolución del socialismo cubano. Porque una revolución no es sólo un balance; una revolución es y debe ser siempre un proyecto.

¿Se dirigirá hacia modelos de tipo chino o vietnamita ? Probablemente no. Cuba, como la historia de su revolución lo demuestra, seguirá su propia vía. Habrá cambios en la economía pero es poco probable que asistamos a una «perestroika» cubana, a la adopción de un «comunismo neoliberal» o a una «apertura política» con elecciones multipartidistas. Las autoridades permanecen convencidas de que ese tipo de «transición» reabriría la vía para una forma más o menos declarada de anexión por parte de Estados Unidos. En este momento de graves dificultades debidas a los recientes huracanes y a la crisis financiera internacional, su preocupación central es de mantener la unidad de la sociedad.

El desafío principal siguen siendo las relaciones con Washington. Raúl Castro ha anunciado públicamente que está dispuesto a sentarse en la mesa de negociaciones para discutir con las autoridades estadounidenses el conjunto de los problemas entre los dos países.

La incógnita principal será de saber si Barack Obama aceptará ese ramo de olivo que le ha ofrecido el Presidente de Cuba, y si por fin negociará el final del embargo comercial de la isla. Lo sabremos el 17 de abril cuando, con ocasión de la Cumbre de las Américas en Puerto España (Trinidad y Tobago), el mandatario estadounidense defina su nueva política para el hemisferio.

Sobre una entrevista a Pablo Milanés
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=78600&titular=sobre-una-entrevista-a-pablo-milanés-

Nisia Agüero / La Jiribilla
Admiro y quiero entrañablemente a Pablo, como persona de virtudes excepcionales y como uno de los más grandes artistas de nuestro país. Su obra constituye uno de los pilares de nuestra cultura y de nuestra Revolución. Su figura es y seguirá siendo un símbolo de la Cuba revolucionaria. Por eso me ha entristecido ver cómo tergiversan sus palabras de manera grosera los enemigos de todo lo que él representa, precisamente cuando estamos celebrando el 50 aniversario de un proceso histórico tan hermoso, digno y heroico, que ha hecho tanto por el pueblo cubano y por otros pueblos del mundo.

Me refiero a la entrevista que hace unos días apareció en el periódico español Público, con el título "El socialismo cubano se ha estancado", y que tanta repercusión ha tenido en medios que se dedican a atacar cotidianamente a Cuba. Cuando leí la entrevista y los artículos y comentarios que ha suscitado, sentí mucho dolor como cubana, como revolucionaria y como amiga personal de Pablo.

Me sorprendieron particularmente las afirmaciones que se le atribuyen acerca del tema racial en nuestro país y en los Estados Unidos. Sufrí en lo personal el terrible racismo imperante en la Cuba capitalista y puedo dar testimonio de todo lo que ha hecho la Revolución para proteger, educar y respaldar a los sectores más humildes de la población y en especial a los negros y mestizos. Se trata de una obra extraordinaria que no puede opacarse. Recuerdo que en el VI Congreso de la UNEAC Fidel habló con total honestidad y transparencia de los vestigios racistas que sobreviven en nuestra sociedad y de cómo había que trabajar muy duro para erradicarlos. De aquella reflexión nacieron muchos programas nuevos que han multiplicado las oportunidades de estudio e integración para todos los jóvenes cubanos. También recuerdo con orgullo cuando Nelson Mandela nos visitó y reconoció la contribución de nuestros soldados internacionalistas en la derrota del régimen del apartheid. Tampoco puedo olvidar los jóvenes africanos que estudiaron y siguen estudiando en Cuba y los médicos nuestros que salvan vidas en África y Haití. No sé cómo puede subestimarse toda esa enorme obra de solidaridad, igualdad y justicia. Ojalá pueda Obama impulsar en Estados Unidos algunas de las políticas que ha llevado adelante Cuba desde 1959 hasta hoy. Ojalá le sea posible ayudar a las personas discriminadas y excluidas dentro de un sistema tan ajeno a la igualdad y a la solidaridad como el capitalista.

Me sorprendieron igualmente los comentarios que se atribuyen a Pablo con respecto a algo tan perverso y que nos ha hecho tanto daño como el bloqueo. Varias generaciones de cubanos hemos sufrido muy dolorosamente los efectos de esa política. Se trata de un proyecto criminal, que no tiene justificación alguna, y que, ahora, cuando nuestro país acaba de sufrir el golpe de tres huracanes devastadores y tiene que enfrentar la crisis económica mundial, se hace todavía más monstruoso. Creo que todo cubano que sea escuchado fuera de nuestro país debe exigir el fin inmediato de ese crimen.

En esta entrevista se colocan en boca de Pablo opiniones superficiales sobre temas demasiado importantes para tratarlos con ligereza. Hay que tener en cuenta que el socialismo en Cuba se ha ido levantando bajo ese bloqueo y en medio de la guerra sin cuartel que nos han hecho los sucesivos gobiernos de Estados Unidos. No parece serio ni responsable hablar de un "socialismo estancado", "paralizado", y descalificar a los dirigentes históricos de la Revolución en un momento crucial, cuando nuestro país, bloqueado, agredido, defiende sus principios en medio de condiciones muy difíciles y merece respeto.

Estoy convencida de que las verdaderas opiniones y los verdaderos sentimientos de Pablo acerca del destino de Cuba no están en esa entrevista. Pablo es nuestro: es de Cuba; es del pueblo revolucionario que tanto lo quiere. Su poesía y su música nos pertenecen. Creo que esto lo saben también quienes pretendieron utilizarlo para dañar la imagen de la Revolución en su 50 aniversario.

Nisia Agüero ha dedicado su vida a la promoción cultural. Fue fundadora del trabajo comunitario en la Cuba revolucionaria e impulsora del desarrollo de la artesanía artística en el país. Es vicepresidenta del Consejo Nacional de Casas de Cultura y asesora de la Presidencia de la UNEAC. Recibió en 1999 el Premio Nacional de Cultura Comunitaria y ha recibido además la Distinción por la Cultura Nacional.


El otro Pablo
Escrito por: Yoani Sanchez en Generación Y
Pablo Milanés y yo compartimos una tarde inolvidable en la Tribuna Antiimperialista. Él estaba en el escenario, cantando su amplio repertorio, mientras yo enarbolaba un cartel con el nombre de Gorki. Su concierto duró casi tres horas, pero la tela que levantamos algunos impertinentes tardó sólo segundos en ser destrozada. A pesar de estar tan cerca del cantautor de Yolanda, aquel 28 de agosto pensé que miles de kilómetros separaban mi inconformidad de su tendencia apologética. Me equivoqué.

He leído la entrevista dada por Pablo al periódico El Público y cualquiera de sus respuestas le acarrearía una golpiza si la expusiera en una céntrica plaza de La Habana. Sus criterios se parecen a los que me llevaron a abrir este blog e incluso algunas de sus frases bien podría firmarlas como propias. Cuando dice “estamos paralizados en todos los sentidos, hacemos planes para un futuro que nunca acaba de llegar”, me toca más de cerca que con todas sus canciones juntas. Ese porvenir del que habla, nos fue pintado lleno de luces y con un fondo musical que incluía su voz entonando “Cuba va”. En aras de alcanzar tamaño espejismo todo sacrificio pareció pequeño, incluso el de callarnos nuestras diferencias, el de ahogar todo vestigio de crítica.

Los colores se le corrieron al avejentado rostro de la utopía y la sinfonía de la victoria se trastocó en un reggaetón de la sobrevivencia. Las canciones de Pablo Milanés pasaron a ser como himnos de viejos tiempos donde éramos más cándidos, más crédulos. “Mucha gente tiene miedo a hablar” nos dice ahora y con un temblor que me recorre las rodillas confirmo que sí, que el costo de la opinión es demasiado alto todavía. Fuera de los acordes y de las tensadas cuerdas de su guitarra ha modulado ayer su mejor tonada, esa que lleva la inconformidad y el dedo del ciudadano apuntando al poder. Es la misma música que tarareamos millones de cubanos, pero que él tiene la capacidad de modular con esa cálida voz que una vez nos hizo creer en todo lo contrario.