Colusión de la farmacias

Un país modelo...


Javier Meneses / Rebelión

Una de las cosas que más llama la atención de los extranjeros que visitan nuestro país cuando se adentran por las calles de las ciudades es la proliferación de Farmacias, baste recorrer el centro de Santiago y notarán que, prácticamente en cada esquina o en casa costado de sus arterias principales se topará con algunas de ellas, y lo desafortunado para nuestra “salud” es que no están nunca vacías de clientes, porque o somos un país muy enfermo o no sabemos atender de otra forma nuestras dolencias ni angustias sino a través de un fármaco. Lo concreto es que, por necesidad o no, somos altamente demandantes de medicamentos de todo tipo y el “mercado” ha sabido captar esta potencialidad.
Recuerdo que antaño, sin embargo, no más de dos décadas atrás, que la oferta estaba constituida por pequeños comerciantes, químicos farmacéuticos que gestionaban su propio negocio, pero como en todo mercado moderno que se precie, esto no podía durar por siempre y no podía escapar a las tendencias de centralización y concentración del capital, máximo en un contexto de un gobierno neoliberal indolente. Es así como en pocos años nos encontramos con la extinción casi absoluta del pequeño propietario a la existencia de tres cadenas de farmacias FASA, SALCOBRAND Y CRUZ VERDE que controlan mas del 90% del Mercado .Hasta aquí todo parecía normal en esta economía modelo puesta siempre como un referente a otros países de cómo se deben hacer bien las cosas. Pero las apariencias engañan, como dice el refrán, y es así, como hace bastante tiempo los consumidores como gustan llamar los economistas clásicos a la gente de carne y hueso debían soportar onerosas alzas en los precios de fármacos altamente sensibles para la salud sin aparente razón, y no estamos hablando de cualquier alza, sino de aumentos que en algunos caso sobrepasan más del 100 %. Esto llevó a la Fiscalía Nacional Económica, FNE, a denunciar a las tres cadenas mencionadas acusándoles de Colusión en Diciembre del año pasado. Todo indicaba que esta denuncia iba a hundirse en el olvido, pues no era la primera vez que similares acusaciones dirigidas por organizaciones ciudadanas y lo que queda de una pequeña agrupación de propietarios farmacéuticos independientes, habían tenido un eco que moría casi al mismo tiempo que se efectuaba la denuncia.

Pero de pronto, cuando todo parecía girar en torno a la crisis y la definición de los candidatos presidenciales, como un bombazo, y en un hecho inédito, se informa que una de las cadenas acusadas de colusión, el grupo FASA, había reconocido que en el año 2008 en reuniones sucesivas con los altos ejecutivos de las otras cadenas farmacéuticas acordaron un alza concertada de precios de 222 productos,.y que esta confesión era parte de un acuerdo de conciliación con FNE, donde entre otras cosas, se comprometía a pagar una multa risoria a favor del Fisco, de un millón de dólares y colaborar en todo con la autoridad, a cambio, ésta se desistía de la denuncia en tribunales.

Como era de esperar, esto generó una auténtica ira de la población, y las más descarnadas muestras de hipocresía de diputados, senadores, ministros, empresarios, etc. Todos los promotores del libre mercado y del neoliberalismo sorprendidos por este acto de infamia. Si hasta el mismo , Sebastián Piñera, candidato a la presidencia representando a la derecha salió lloriqueando por el abuso que habían sufrido los consumidores, especialmente, como siempre se hace hincapié, los más pobres y más débiles. Todavía no terminaba esta formidable actuación cuando se supo que el empresario y candidato tiene un capital accionario de 2% en el Grupo FASA. Y aunque no le alcanza para elegir directores si se beneficia de los dividendos accionarios. Este farsante y traficante bursátil parecía también olvidar que una sus filiales de su principal empresa, LAN Cargo, acordó pagar al ente regulador antimonopolio estadounidense la suma de US$88 millones de dólares al aceptar coludirse para fijar tarifas con Aerolíneas Brasileira ABSA y EL AL de Israel.

Pero este modelo de economía no tiene límites en actos de indecencia. El día de ayer la Superintendencia de Electricidad y Combustibles sancionó con una multa de quinientos mil dólares al principal grupo de distribución de electricidad de la Región Metropolitana por “alzas injustificadas de tarifas” .El dolo en cuestión se realizaba bajo la forma de errores en la lectura de medidores, cargos en la facturación, cuentas cruzadas. La SEC informó además, que esta investigación estaba restringida sólo a los residentes de dos comunas y no se descarta otras sanciones por investigaciones que están en curso en otras zonas.

Esta pendiente, similarmente, conocer los resultados de la investigación solicitada por el Ministerio de Agricultura a la FNE en relación a la cadena trigo-harina-pan, pues el kilo de éste que se acerca casi a los dos dólares no ha bajado a pesar de un descenso de casi un 40% en el valor del quintal de harina sumado al descenso en el precio en los combustibles. Es decir, la afamada libre competencia, libertad de precios, mercados informados, todos principios estandarte de la economía clásica y de su versión remozada el neoliberalismo no hace más que mostrar ser parte de la demagogia de la ideología de las clases dominantes con la que esconden a diarios sus actos de explotación y robo. Tal vez lo peculiar de este acto de pillaje, y me refiero a la acción concertada para elevar los precios de fármacos, es la carencia de toda ética. Ello por que los medicamentos seleccionados fueron concienzudamente elegidos de los demandados por pacientes que son dependientes de los mismos, destacando los antiepilépticos, antidepresivos, antialérgicos, los prescritos para los hipertensos y diabetes, los anticonceptivos femeninos y otros. Es inestimable el daño cometido a miles de estos enfermos que debieron suspender o alterar las dosis recomendadas por sus médicos. Pues a diferencia de un consumidor de pan que eventualmente puede sustituir su consumo, los enfermos crónicos no tienen “libertad de elegir”, esa máxima con la cual hacen gárgaras los pregoneros del libre mercado.

Hoy la escandalera se centra en los altos ejecutivos, y como siempre se intenta tapar el sol con un dedo, pero el problema no es de un gerente o un capitalista en especial que se ha dejado llevar por su codicia, no el capitalista es, como afirmaba Marx, simplemente la personificación de determinadas relaciones de clases y no se puede hacer al individuo responsable de relaciones sociales que lo han producido. Es tiempo no ya de juzgar a un determinado individuo, es el propio sistema social capitalista el que se requiere liquidar antes que la podredumbre moral sobre la cual descansa nos lleve a todos por el despeñadero.